Pluralia tantum

Se denomina pluralia tantum a los sustantivos que solo se emplean en plural. Esta denominación no es más que la traducción al latín de ‘solamente plurales’. El singular (poco usado) de esta expresión latina es plurale tantum. Algunos ejemplos son nupcias, víveres, entendederas, gachas (comida tradicional española), hemorroides, arras, costas (‘gastos de un juicio’), entrañas, redaños, (los) Andes, carnestolendas, etc.

Curiosamente, a pesar de ser plurales, estos sustantivos se comportan como no contables. Resultan anómalas combinaciones como tres entrañasunas cuantas nupcias. En realidad, los pluralia tantum son portadores de una idea de pluralidad que no se apoya en la realidad extralingüística, sino que es interna al sistema de la lengua. Por mucho que estudiemos geología, no conseguiremos explicarnos por qué se nombran en plural los Andes, los Alpes y los Pirineos, mientras que es obligatorio el singular para el Himalaya, el Jura y el Cáucaso. La razón no tiene que ver con cómo está hecho el mundo, sino con cómo está hecha la lengua. Pero no hace falta que nos vayamos a los topónimos. No es igual el plural de (1) y (2):

(1) He pagado las multas.

(2) He pagado las arras.

En (1) nos estamos refiriendo a una diversidad de sanciones, cada una de las cuales se ha de pagar individualmente. En (2), en cambio, nos estamos refiriendo a un único concepto, a una cantidad que se abona como adelanto y compromiso de un pago mayor que se realizará más tarde, por ejemplo, cuando se compra una casa. Convencionalmente nos referimos a esa cantidad en plural, pero perfectamente podríamos sustituir el sustantivo arras por un sinónimo en singular:

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(3) He pagado el adelanto/la fianza.

De hecho, históricamente, más de un plurale tantum se ha pasado al bando de los singulares normales y corrientes. Por ejemplo, tradicionalmente se contaban entre los pluralia tantum ciertos sustantivos que designan realidades simétricas, como tijeras, alicatesbragas. Sin embargo, hoy ya está extendido el uso en singular de muchos de estos nombres, hecho que ha sido aceptado incluso en la norma, por lo que podemos utilizar con toda tranquilidad singulares como tijera, alicate o braga.

Y, por supuesto, tampoco hay que descartar que, ocasionalmente, alguno de estos sustantivos se utilice en singular. Sin ir más lejos, indagando, indagando en Internet, he encontrado ejemplos como el siguiente:

(4) ¿Qué hago? Me ha salido una hemorroide.

Pues bien, aparte de desear pronta mejoría al sufrido autor de (4), solo puedo recomendarle que consulte también el artículo sobre los singularia tantum.

1 comentario en “Pluralia tantum”

  1. Estimado Alberto.
    Desde Oviedo te envío un saludo cordial y mi sincera felicitación por este blog tan atractivo e interesante. Soy maestro de primaria y un “frustrado” de la filología hispánica por eso me resulta muy agradable leer tu blog y refrescar conocimientos tantas veces olvidados.
    Ánimo y suerte.

Los comentarios están cerrados.