Es que…

La secuencia es que suele adquirir un valor especial cuando aparece al principio de un enunciado. Fijémonos en el siguiente ejemplo:

(1) —¿Cómo es que llegas tan tarde? —Es que había un atasco tremendo.

El verbo ser y la conjunción que han perdido aquí su valor habitual. Significan en bloque y no nos dicen nada sobre cómo es el mundo, sino que nos indican cuál es la actitud del hablante respecto de lo que está diciendo: se está justificando. Al hacerlo establece un vínculo personal con el oyente. La subjetividad del uno trata de conectar con la subjetividad del otro.

El carácter especial de es que se manifiesta en varias características. La primera es su posición inicial, a la que ya nos hemos referido. Además, esta secuencia es invariable. El verbo se utiliza siempre en tercera persona singular del presente de indicativo (es). Si, por ejemplo, cambiamos el tiempo verbal, volvemos inmediatamente a los usos ordinarios del verbo serEra que…

Otra de sus peculiaridades es que siempre se puede suprimir. Cuando lo hacemos, se mantiene intacto el significado conceptual, objetivo. Lo único que se pierde es el significado subjetivo de justificación. Vamos a eliminar es que del ejemplo (1) para comprobarlo. El resultado es el siguiente:

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(2) —¿Cómo es que llegas tan tarde? —Había un atasco tremendo.

En la contestación de (2) tan solo se está proporcionando una información objetiva sobre un estado de cosas del mundo. No hay ningún tipo de justificación por un retraso. No se establece un vínculo personal entre hablante y oyente. Tú me preguntas algo y yo te respondo algo. Se acabó. Nótese la sequedad de un diálogo como el de (2). Expresiones como es que sirven precisamente para limar asperezas en la comunicación verbal. Son portadoras de un contenido que emana de la actitud del hablante y trata de influir en la del oyente.

El verbo ser se ha vaciado de significado en (1). Es verdad que el significado habitual de ser es de tipo relacional y, por tanto, bastante abstracto; pero aun así este verbo tiene un significado cuando se utiliza en oraciones como esta:

(3) Este perro es verde.

En (3) podemos percibir claramente que a un individuo (un perro) se le adscribe una propiedad (el tener color verde). No vamos a encontrar nada parecido en Es que había un atasco tremendo. La secuencia Es que significa en bloque y su significado es el de justificación.

Por si eso fuera poco, ser ha perdido su función sintáctica. Piensa en cómo analizarías sintácticamente Es que había un atasco tremendo. Podríamos estar tentados de pensar que Es constituye el verbo de una oración principal, de la que depende una subordinada introducida por la conjunción que: que había un atasco tremendo. Sin embargo, el análisis correcto aquí es considerar había como núcleo de una oración simple y un atasco tremendo como su complemento directo. ¿Y qué hacemos entonces con es que?

Esta secuencia constituye un elemento periférico que pertenece al grupo de los marcadores del discurso. No intentes buscarle una etiqueta en la gramática tradicional. Esta, simplemente, no estaba en condiciones de explicar construcciones de este tipo, que son propias de la lengua coloquial y se derivan de procesos de gramaticalización. Podemos representarnos la gramaticalización como una corriente lenta pero imparable que va arrancando palabras y construcciones regulares de una lengua y las va arrastrando hacia el terreno de las categorías gramaticales. Así es como se han ido formando conjunciones, pronombres, desinencias, etc. Es un viaje que puede durar cientos o miles de años y que explica, por ejemplo, cómo el verbo latino habeo acabó convertido en una desinencia verbal de futuro.

Un par de notas rápidas antes de terminar. Es que a veces adquiere el significado contrario del que hemos visto hasta aquí: en lugar de introducir una justificación que el hablante dirige al oyente, sirve entonces para que el hablante regañe al oyente. Vamos a ilustrar esto con una conversación que se puede escuchar en bastantes casas:

(4) —Mamá, me han suspendido todo menos dibujo y deporte. —¡Es que tienes que estudiar más!

No debe sorprendernos que una misma secuencia de palabras sirva para expresar una cosa y la contraria. Esto ocurre con cierta frecuencia en las lenguas. Piensa en el verbo alquilar, que puede ser ‘tomar algo en alquiler’, pero también ‘poner algo en alquiler’. En el caso de es que, lo que tenemos es un hablante que toma posición ante un estado de cosas que se percibe como incorrecto. Si ese hablante es el responsable, utilizará es que para excusarse; pero si considera responsable al oyente, empleará esas mismas palabras para acusarle.

Por último, cada vez más personas tienden a escribir esque (junto) cuando adquiere estos valores como marcador del discurso. Esto indica que inconscientemente están notando que hay algo especial. Sin embargo, la ortografía no funciona así. La única posibilidad correcta es escribirlo separado: es que.

En conclusión, cuando encuentres es que en posición inicial, hay muchas posibilidades de que eso no sea una simple combinación del verbo ser y la conjunción que, sino un marcador del discurso que el hablante utiliza para justificarse ante el oyente o, a veces, para responsabilizar a este último. Lo que habrá en los dos casos es un estado de cosas que se percibe como incorrecto y ante el cual el hablante toma posición.