Este uso lo sitúo aparte porque te conviene evitarlo. En los apartados anteriores te he mostrado diferentes posibilidades que el infinitivo te brinda para transmitir tus ideas. Algunas son formales y otras, coloquiales; pero todas tienen su lugar en el habla y en la escritura. En cambio, el infinitivo radiofónico te conviene desterrarlo lo más rápidamente posible.
Se le denomina infinitivo radiofónico porque se empezó a extender en la radio en las últimas décadas del siglo XX. De allí saltó a otras situaciones orales e, incluso, a la lengua escrita. Se trata de un uso muy particular en que el infinitivo funciona como verbo principal de una oración. Está condenado por la norma; pero, por encima de eso, es una catástrofe desde el punto de vista del estilo y la comunicación. Harás bien en evitarlo.
Para empezar, te voy a presentar un ejemplo y después describiré las características del dichoso infinitivo radiofónico:
(1) Por último, recordarles que el plazo de inscripción se cierra el 15 de junio.
El ejemplo anterior está construido alrededor del infinitivo recordar. Es el verbo principal de la oración. Estos dos complementos dependen de él:
¿Y quién es el sujeto? No nos lo dicen. El infinitivo es una forma no personal. Por tanto, el sujeto queda sin especificar. Habrá que recuperarlo a partir del contexto. Será casi siempre un yo o, quizás, un nosotros.
Ese ejemplo necesita urgentemente un verbo en forma personal. Lo correcto y adecuado es esto otro:
(2) Por último, les recuerdo que el plazo de inscripción se cierra el 15 de junio.
Puedes emplear una infinidad de fórmulas diferentes. Te doy algunas ideas:
Lo importante es que incluyas un verbo en forma personal. Todas y cada una de las soluciones anteriores contienen su verbo conjugado. Te los muestro aquí aislados para mayor claridad:
Vas a reconocer el infinitivo radiofónico porque presenta características muy marcadas. En primer lugar, suele aparecer al principio o al final del discurso (sobre todo, al final). Es una fórmula de apertura o de cierre que a algunos se les antoja original o, quizás, culta (cuando es todo lo contrario de lo uno y de lo otro).
En segundo lugar, se asocia principalmente con situaciones formales: exposiciones orales ante un público, discursos políticos, presentaciones comerciales, programas de radio que buscan un tono elevado, etc.
Por último, este uso del infinitivo se da con verbos de lengua, por ejemplo:
A menudo, se trata de verbos que no son propiamente de lengua, pero que adquieren una interpretación de lengua en ese contexto determinado. Estos son algunos de los más típicos:
¿Por qué te conviene huir del infinitivo radiofónico como alma que lleva el diablo? Para empezar, es incorrecto desde el punto de vista de la norma lingüística. Eso es motivo suficiente de por sí. Pero, además, ya hemos visto que el infinitivo carece de terminaciones de persona y tiempo. Precisamente, esos son elementos que anclan la comunicación en un momento determinado con unas personas concretas: yo estoy aquí ahora y estoy hablando contigo.
Al enmascarar la persona verbal, pierdes una ocasión preciosa para establecer una relación directa entre el yo que habla y las personas que escuchan. Esa relación es el elemento más preciado de la comunicación. Y lo suprimes en un momento crucial como es la apertura o el cierre del discurso: justo cuando necesitas entablar esa relación o cuando estás a punto de despedirte y dispones de la última oportunidad para conectar con tu público.
Este es mi consejo: olvídate de una vez y para siempre de fórmulas estereotipadas y relamidas como esta. Eres una persona que habla con otras personas. Más allá del infinitivo radiofónico, si recuerdas esta idea tan sencilla, tienes ganado el cincuenta por ciento cuando te pongas a hablar o escribir.