Cómo se forma

El participio es la tercera y última de las formas no personales del verbo. Presenta puntos de contacto con las otras dos. Sin ir más lejos, acumula una doble naturaleza como ellas:

  • Es verbo.
  • Además, funciona como adjetivo en determinados contextos.

El participio también interviene en perífrasis verbales, de manera análoga a lo que constatábamos para el infinitivo y el gerundio. Destaca aquí la denominada pasiva perifrástica.

Sin embargo, también se diferencia de las otras formas no personales por algunas particularidades. En capítulos anteriores estudiaste que el infinitivo y el gerundio presentan formas simples y compuestas. Te las muestro aquí para refrescar la memoria:

(1) amar, haber amado

(2) amando, habiendo amado

En cambio, el participio cuenta únicamente con una forma simple:

(3) amado

(4) comido

(5) vivido

Otra diferencia está en los pronombres átonos. Ya vimos que el infinitivo y el gerundio pueden combinarse con ellos:

(6) oírlo

(7) viéndolas

En cambio, el participio ha perdido esta capacidad en la lengua actual. Probablemente, su característica distintiva más importante del participio reside en el hecho de que interviene en los tiempos compuestos de la conjugación. Para ello, se combina con el verbo auxiliar haber, por ejemplo:

(8) he amado

(9) había amado

Por ello, posee un enorme rendimiento dentro del sistema verbal del español: todas las formas compuestas incluyen por fuerza un participio. Esto te da también la clave para entender que el participio carezca de forma compuesta. Si estas se forman necesariamente con el participio, un hipotético participio compuesto estaría integrado por dos participios. Serían demasiados.

Cómo se forma

En este apartado me voy a ocupar tan solo de los participios regulares. Dedicaré un apartado especial a los irregulares porque se trata de una cuestión suficientemente compleja.

El participio se construye a partir del infinitivo. Para empezar, le quitamos la terminación a este último:

(10) amar > am-

(11) comer > com-

(12) vivir > viv-

A esa raíz le añadimos la terminación de participio:

(13) -do

Además necesitamos una vocal de enlace. Esta varía según la conjugación:

(14) -a- (1.ª)

(15) -i- (2.ª y 3.ª)

Cuando ensamblamos las tres piezas, obtenemos las formas de participio que deseábamos:

(16) amado

(17) comido

(18) vivido

Si la explicación se terminara aquí, nuestra felicidad sería completa. Sin embargo, apenas hemos comenzado. Vamos a hablar de participios irregulares.