Volvamos al infinitivo. Este resulta importante para la conjugación por un segundo motivo. Es la base sobre la que se forman estos dos tiempos:
Estos son los dos tiempos verbales más fáciles de conjugar. Las terminaciones son las mismas para las tres conjugaciones (estoy seguro de que los estudiantes de español como lengua extranjera lo agradecen). El procedimiento consiste en tomar el infinitivo tal cual y añadirle las terminaciones correspondientes.
Este es el futuro de amar:
(1) amaré
amarás
amará
amaremos
ameréis
amarán
No sé si alguna vez te has percatado, pero las formas de futuro llevan dentro el verbo haber. Este es el presente de indicativo de haber:
(2) he
has
ha
hemos
habéis
han
Voy a situar unas formas junto a las otras en una tabla. La relación salta a la vista:
Futuro | haber |
amaré | he |
amarás | has |
amará | ha |
amaremos | hemos |
amaréis | habéis |
amarán | han |
Ya ves que coinciden con la única diferencia de la h. Además, se ha producido un desgaste adicional en una de las terminaciones de futuro, la correspondiente a vosotros:
(3) habéis > -éis
La semejanza no es casual. La clave la encontrarás en la historia de la lengua. Hoy día, el futuro es un tiempo más de la conjugación. Sin embargo, comenzó su carrera en el idioma como una perífrasis. Antiguamente, era una simple combinación del infinitivo y el verbo haber:
(4) amar he
En las perífrasis modernas, el infinitivo aparece en segundo lugar, pero es que estamos hablando de periodos remotos del idioma. La perífrasis del ejemplo tenía significado de obligación. Era el equivalente de nuestro actual debo amar. Una de las características de las obligaciones es que suelen remitir a cosas que vamos a hacer en el futuro. A lo largo de los siglos se fue perdiendo la idea de obligación de esas construcciones y solamente quedó la noción de futuro. Paralelamente, lo que había empezado como una combinación de dos palabras se fue fusionando hasta acabar convertido en una única forma verbal, que es hoy día el tiempo de futuro de indicativo.
Antes de pasar al siguiente apartado, te voy a contar un secreto. Los nombres de los tiempos verbales son mentirosos. Sin ir más lejos, en el apartado anterior hablé de un tiempo al que se denomina futuro. Sin embargo, en la lengua actual apenas empleamos ese tiempo verbal para hablar sobre las cosas venideras. En cambio, sí que nos servimos de él para mandar, adivinar, etc. El uso de los tiempos verbales también podría proporcionar materia para un curso completo. De momento me conformo con que no te dejes limitar por sus nombres. Esas denominaciones tienen una explicación histórica; pero, en la práctica, cada tiempo sirve para lo que sirve.
En las formas del condicional vas a apreciar algo muy parecido a lo que te mostré para el futuro. Nuevamente, te sitúo en una tabla el condicional junto a las formas correspondientes del verbo haber:
Condicional | haber |
amaría | había |
amarías | habías |
amaría | había |
amaríamos | habíamos |
amaríais | habíais |
amarían | habían |
Históricamente, el condicional se compone de un infinitivo al que se le añade el imperfecto de indicativo de haber. Este último todavía se puede reconocer fácilmente aunque el desgaste es más acusado que en el caso del futuro. Cuando hablábamos del futuro, ya percibiste que la forma amaréis procede del desgaste de habéis. En el caso del condicional, ese desgaste se extiende a todas las terminaciones.
El futuro y el condicional presentan muy pocas irregularidades en comparación con los otros tiempos de la conjugación. La explicación la tienes en su origen. Dentro de la historia de la lengua, su creación es relativamente reciente. Se los van inventando los hablantes sobre la marcha en el paso del latín al castellano. En cambio, los otros tiempos los hemos heredado directamente del latín.
A los tiempos verbales les ocurre como a las personas. Con los años van acumulando costumbres, rarezas y hasta manías (a mí me pasa, sin ir más lejos). Dentro del sistema de la conjugación, el futuro y el condicional son dos alegres jovenzuelos. En cambio, en los otros tiempos podemos leer las marcas y cicatrices que han dejado en ellos varios milenios de evolución.
En lo fundamental, esta explicación sobre el futuro y el condicional es aplicable a las otras lenguas románicas. ¿Hablas gallego, catalán, francés o italiano? Observa el futuro de indicativo. ¿Reconoces el verbo haber en sus terminaciones?