‘Estar’ + participio, ‘tener’ + participio

Perífrasis de participio

Te presento ahora las principales perífrasis de participio. Me voy a extender más con la última: la pasiva perifrástica. Esta merece un comentario detallado en cuanto a su uso e idiomaticidad.

Estar + participio

La perífrasis estar + participio expresa el resultado de un proceso, por ejemplo:

(1) Las puertas están cerradas.

Cuando yo me expreso así, hay detrás una idea un tanto compleja: ha sucedido un proceso que ha dado como resultado el estado actual de las puertas. La perífrasis en sí expresa una situación estática. Las puertas ya no se mueven. Sin embargo, hemos llegado hasta ahí como resultado de un cambio, es decir, de una dinámica que se ha producido previamente. Mira este otro ejemplo:

(2) La vajilla estaba ordenada minuciosamente sobre el mantel.

La vajilla aparece aquí quieta en su posición sobre la mesa. Sin embargo, para llegar a ese estado, alguien ha desplegado previamente una actividad que consistía en colocar platos y vasos. Cuando empleo una perífrasis de este tipo, siempre está detrás la idea de que ha ocurrido algo previamente que ha dado lugar al estado actual.

Tener + participio

Esta perífrasis admite varias interpretaciones. En la primera, expresa el resultado de un proceso. Pero… un momento… Acabamos de decir que estar + participio expresa el resultado de un proceso. ¿Dónde está la diferencia? En la perspectiva. La perífrasis estar + participio expresa el resultado de un proceso desde la perspectiva del objeto sobre el que opera ese proceso:

(3) La vajilla estaba ordenada sobre el mantel.

Aquí ha tenido lugar un proceso que consiste en ordenar ciertos objetos. La perífrasis pone el foco sobre los objetos. Compara con esta otra:

(4) Ya tengo ordenada la vajilla.

Ahora la perspectiva está en la persona que ejecuta la acción. La perífrasis introduce una mirada subjetiva. Combina dos ideas:

  1. Yo he ordenado la vajilla.
  2. Como consecuencia, la vajilla está ordenada.

El verbo tener encierra una idea de posesión y, por eso, aporta aquí la idea de que esto es algo que yo he conseguido (digamos que es un logro que me pertenece). Mira este otro ejemplo:

(5) El vigilante tiene las puertas cerradas.

Nuevamente, encontramos una doble idea:

  1. El vigilante ha cerrado las puertas.
  2. Como consecuencia, las puertas están cerradas.

Es algo que el vigilante ha conseguido. En ciertos usos, la idea de posesión es más clara todavía:

(6) Tengo ahorrada una pequeña cantidad en el banco.

Aquí la idea es que he ahorrado y, como consecuencia, el dinero es mío. Nuevamente, es algo que he conseguido y que, claramente, poseo. A partir de ahí te vas a ir encontrando una dispersión de significados. A menudo, se emplea la perífrasis simplemente para reforzar una idea, para recalcarla. Una madre le puede decir esto a su hijo adolescente:

(7) Te tengo dicho que ordenes tu habitación.

La sufrida madre podría expresarse simplemente así, sin necesidad de recurrir a la perífrasis con tener:

(8) Te he dicho que ordenes tu habitación.

Lo que añade la perífrasis es fuerza, insistencia. A menudo, la gente explica de la siguiente manera ciertas restricciones de su dieta:

(9) El médico me tiene prohibida la sal.

Nuevamente, esa persona podría mencionar simplemente que el médico le ha prohibido la sal. La perífrasis añade énfasis a la prohibición. Fíjate en que el participio prohibida concuerda en género y número con sal y no con médico.