Introducción

Te doy la bienvenida a este módulo. Te va a servir para dominar el uso de los pronombres personales. Quizás te estás preguntando qué es eso de los pronombres personales o qué necesidad tienes tú de estudiarlos. Sigue leyendo. Te lo voy a explicar ahora mismo.

¿Para qué este módulo?

Si tú quieres hablar y escribir correctamente, necesitas tener bajo control los pronombres personales. Cada día los utilizas cientos de veces (o miles si te encanta hablar). Es imposible expresarse sin echar mano una y otra vez de palabritas como estas:

  • yo
  • me
  • le
  • se

Sin embargo, los pronombres personales plantean un doble reto:

  • Necesitas entender los mecanismos que rigen su uso.
  • Presentan una amplia variación a lo largo y ancho del mundo hispanohablante.

En este módulo vas a aprender las reglas imprescindibles para manejarlos correctamente. Además, te vas a familiarizar enseguida con el contenido de términos como estos:

  • voseo
  • leísmo
  • laísmo
  • loísmo

Esos términos se refieren a variantes en el uso de los pronombres personales. Algunas se han hecho un hueco en la norma culta. Eso quiere decir que son perfectamente presentables en sociedad. Puedes emplearlas con tranquilidad para hablar en público o redactar. En cambio, otras carecen de prestigio. Si caes en ellas, minarán tu credibilidad.

La norma se muestra equitativa a este respecto. No coincide con las costumbres específicas de ninguna región, país o grupo social. A todos les da algo y les quita algo. Muy probablemente, tu uso de los pronombres coincide con el estándar en algunas áreas, pero se aparta de la norma culta en otras. Es más, un mismo fenómeno puede presentar diversos grados de aceptabilidad. Esto depende de las zonas y de los detalles concretos. Es lo que sucede con el voseo. También se puede aplicar al uso de ustedes como única forma de plural para la segunda persona, tanto para respeto como para confianza. Y no todos los leísmos son iguales. Vas a descubrir que existe una gama que va desde lo normativo hasta lo vulgar. Como dicen en inglés, el demonio está en los detalles.

Confesiones de un hablante leísta

Voy a centrarme ahora en un reto que me afecta a mí y a la mayoría de hablantes de España. En las variedades septentrionales de la península ibérica reinan estos tres fenómenos:

  • leísmo
  • laísmo
  • loísmo

Nota: Si eres hablante de América, tampoco cantes victoria. Al contrario de lo que se afirmaba tradicionalmente, estos fenómenos también están presentes en el continente americano. A medida que se van conociendo mejor, se van detectando más muestras entre los hablantes de ese continente. Estas pueden resultar más o menos aceptables dependiendo de los detalles.

Llegaremos a esos detalles, pero primero quiero compartir contigo mi propio recorrido. Yo soy un hablante de Castilla. En esta región histórica se sitúa el centro del leísmo y el laísmo. Yo crecí alegre rodeado por tales usos. Me movía entre ellos cual pez que aletea sin enterarse de que existe el agua.

Al llegar a la enseñanza secundaria, empecé a estudiar el uso estándar de los pronombres. Sin embargo, yo todo eso lo veía como teorías abstractas que nos explicaban en clase, emparedadas entre las ecuaciones y la filosofía de Kant. Tengo que confesar que aquellas historietas sobre lo, le y la me entraban por un oído y me salían por el otro. Mi cerebro adolescente tenía otras prioridades en ese momento.

Ya como estudiante de Filología, me fui empapando de la norma culta del español. Entonces tomé conciencia de que estaba chocando con un muro. Si quería que me tomaran en serio, necesitaba hacer algo con esos Dila que venga o Les vi ayer que se escapaban de mi boca.

Esa necesidad se hizo urgente en cuanto quise ganar unas pesetillas para pagarme los estudios. Ya como estudiante, empecé a explotar las habilidades lingüísticas que iba adquiriendo. Corregía textos para una pequeña editorial. Más adelante me estrené como traductor. Esos leísmos y laísmos cada vez dolían más. Era como llevar una herida abierta: basta que esté ahí para que se vaya chocando con todo. El leísmo y el laísmo me estaban frenando profesionalmente antes incluso de terminar mis estudios. Decidí hacer algo.

Estudié seriamente los pronombres con los materiales que había ido acumulando a lo largo de la carrera. En cuanto entendí las variaciones en el complemento directo e indirecto, me dediqué a observar cómo los empleaba yo y cómo se utilizaban a mi alrededor. Así empecé a detectar mis errores y a corregirlos. Todavía me equivocaba; pero, a partir de ahí, solamente fue cuestión de tiempo el ir consolidando los usos correctos. Mereció la pena. Me abrió puertas profesionales. Sin ir más lejos, gracias a eso, hoy puedo estar aquí explicando este tema y, además, hacerlo con buena conciencia.

Expresarse correctamente no es un don caído del cielo. Hablar y escribir son habilidades que se desarrollan a base de estudio y esfuerzo. Todos podemos hacerlo. Es un proceso. Tenemos que tropezar y levantarnos una y otra vez hasta alcanzar nuestro objetivo. Como todo en esta vida, tiene un precio en tiempo, esfuerzo, incomodidad… Lo más importante es tomar la decisión. Una vez que damos el primer paso, los beneficios son inmediatos.

Si hablas una variedad ajena al leísmo y laísmo, este módulo también contiene algo para ti. Te aseguro que vas a descubrir aspectos del uso de los pronombres personales que necesitas pulir. Es más, te vas a llevar sorpresas con el leísmo y laísmo. Al final, saldrás de aquí con un conocimiento sólido de los pronombres. Tendrás criterio y conseguirás expresarte con corrección y seguridad.

Más allá de los pronombres

El título del módulo hace referencia a los pronombres personales. Sin embargo, estos son inseparables de las formas de tratamiento. Cuando hablo de formas de tratamiento, me refiero a expresiones como estas:

  • don, doña
  • señor(a)
  • usía
  • excelencia
  • su santidad
  • sor
  • mi general

Al igual que los pronombres, estas sirven para marcar respeto o confianza. También permiten señalar la posición o dignidad que alguien ocupa en la sociedad en general o en su profesión en particular. Las formas de tratamiento constituyen un área sensible en el mundo hispánico. A lo largo de la historia, los hablantes de la lengua de Cervantes nos hemos caracterizado por ser especialmente quisquillosos en cuestión de tratamientos. Por si fuera poco, las convenciones están evolucionando a toda velocidad. Estas fórmulas son cruciales en la comunicación. A menudo, marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso en las interacciones sociales o profesionales. Además, se registra un elevado grado de variación entre los diferentes países hispanohablantes. A este respecto, podemos decir que somos hablantes separados por un mismo idioma.