El infinitivo se caracteriza porque presenta una de estas tres terminaciones:
Dentro de la terminación se pueden distinguir dos partes. Propiamente, la marca de infinitivo es la -r final. La vocal que la precede sirve para asignar cualquier verbo español a uno de estos tres grupos:
Técnicamente, esa vocal se conoce como vocal temática. La vocal temática es importante a la hora de conjugar, pero eso ahora nos llevaría demasiado lejos.
De las tres conjugaciones, en la lengua actual solamente es productiva la primera. Eso quiere decir que cualquier verbo que inventemos en nuestros días terminará en -ar. Te doy ejemplos de verbos relativamente recientes:
(1) escanear
(2) clicar
(3) agendar
(4) surfear
Es más, dentro de la primera conjugación, la terminación más frecuente para los verbos nuevos es -ear.
Por su parte, la segunda y tercera conjugación ya no crecen. Más bien, menguan. Cuando un verbo cae en desuso, el inventario se reduce. Estas conjugaciones disponen de un repertorio cerrado que es herencia de otros tiempos.
Haz la prueba: intenta inventar un verbo. Mira a los objetos que tienes a tu alrededor e imagínate una acción que puedes ejecutar con alguno de ellos. Eso te va a ayudar a formar un verbo a partir del nombre de ese objeto. ¿Qué verbo te ha salido? ¿Qué terminación tiene? Me juego algo a que tu flamante verbo pertenece a la primera conjugación.
Introduzco una aclaración terminológica antes de cerrar este apartado. Técnicamente, la terminación de un verbo se denomina desinencia. Este término procede del verbo latino desinere, que significa ‘acabar, finalizar’. Por tanto, el término desinencia significa ‘terminación’ desde el punto de vista etimológico. La ventaja que presenta desinencia frente a terminación es que resulta inequívoco. Por su parte, la ventaja de terminación frente a desinencia es que se trata de una palabra del vocabulario general que todo el mundo entiende inmediatamente.