Por último, los pronombres personales contienen información sobre el caso. Aquí nos topamos con una curiosidad lingüística e histórica. El latín expresaba la información gramatical de manera diferente a como lo hacemos hoy día en español. Los nombres, pronombres y adjetivos cambiaban de forma para indicar cuál era su oficio en la oración. Compara:
(1) mater
(2) matrem
El significado concreto de estas dos formas es el mismo: ‘madre’. Sin embargo, la información gramatical que aportan es diferente. Mater funciona como sujeto de la oración:
(3) Mater amat (‘la madre ama’)
En cambio, matrem es la forma del complemento directo:
(4) Amo matrem (‘amo a mi madre’)
Cada sustantivo, adjetivo y pronombre tenía su declinación, que era el conjunto de formas que se utilizaban para los diferentes oficios gramaticales. Cada una de esas formas era un caso. Había un caso para el sujeto, otro para el complemento directo, indirecto, posesivo… El sistema era enormemente complejo. Aprender a utilizar un sustantivo como mater suponía interiorizar doce formas: seis para el singular y otras tantas para el plural.
En el paso del latín al castellano, la declinación se perdió. Nuestros antepasados empezaron a indicar el oficio gramatical de las palabras con otros mecanismos, como la posición o las preposiciones. Observa la traducción de los dos ejemplos de arriba. Comprobarás que, en español, el sustantivo madre cambia de posición y se acompaña de otras palabras. Sin embargo su forma se mantiene constante, a diferencia de lo que ocurría en latín.
¿La declinación desapareció por completo? Casi. Los últimos restos de declinación se refugiaron en los pronombres. Mira lo que ocurre con el de primera persona. Abarca todas estas formas:
(5) yo
me
mí
conmigo
Eso es solamente para el singular. Después están las de plural. Lo que me interesa es que se comporta de manera radicalmente diferente a madre. Con este sustantivo, yo puedo formar combinaciones como las siguientes con toda naturalidad:
(6) a mi madre
(7) para mi madre
(8) con mi madre
Las preposiciones van cambiando, pero el sustantivo mantiene su forma en todo momento. En cambio, ese procedimiento no funciona con el pronombre. Las combinaciones equivalentes son imposibles:
(9) a yo
(10) para yo
(11) con yo
Cada oficio gramatical me exige una forma diferente del pronombre:
(12) Yo amo (sujeto)
(13) Me ama (complemento directo)
(14) Es para mí (complemento de una preposición)
(15) Canta conmigo (complemento circunstancial que incorpora la preposición con)
Una vez que tenemos claro que los pronombres cambian de forma cuando cambian de oficio, vamos a ir examinando los diferentes tipos de pronombres personales atendiendo a la función que desempeñan dentro de la oración.