¿Cuántas lenguas se hablan en España? La respuesta —evidente— es: depende de cómo las contemos.
Si nos atenemos a lo que dicen los textos legales, nos salen cinco en un primer recuento: castellano, catalán, valenciano, gallego y euskera. A estas habría que añadirles el aranés, que está reconocido en el Estatuto de Cataluña.
Si hacemos caso al informe de Ethnologue para España (en inglés), son trece. Para llegar a este número, hay que empezar a contar otros dialectos románicos como el aragonés, el asturiano e incluso el extremeño, que carecen de cobertura legal, pero no por ello dejan de ser reales, sobre todo para quienes piensan y se comunican en ellos. Si aumentamos un poco más la resolución de la imagen, nos encontraremos todavía con la fala, que hablan unas 5000 personas en Extremadura, lindando con Portugal.
¿Y dónde están las que faltan hasta llegar a trece? Ahí están también el caló, muy mezclado con otras lenguas locales como el castellano, el catalán e incluso el euskera; también el quinqui, un gran desconocido. En España se sabe que estas lenguas existen, pero no las percibimos porque pertenecen a minorías que son invisibles hasta para eso.
Nos faltan dos lenguas vivas y bien vivas, pero que no se hablan; y esto no es ninguna contradicción. Me refiero a la lengua de signos española y la lengua de signos catalana. No nos confundamos. No se trata de una traducción a gestos de las respectivas lenguas orales. Se trata de sistemas lingüísticos completos e independientes sobre los que todavía necesitamos muchos más estudios para conocerlos y comprenderlos mejor.
Ya tenemos las trece lenguas del informe de Ethnologue. Esto nos da un panorama lingüístico completamente diferente del de partida, que ya de por sí resulta bastante polémico.
Pero no hemos acabado. Esas son las lenguas que podemos considerar autóctonas, pero eso no quiere decir que sean las únicas que se hablan (o signan). Si queremos tener una medida de la diversidad lingüística del país, tenemos que tener en cuenta no solo a los que estaban sino también a los que van viniendo. En la España de principios del siglo XXI hay que poner en la foto lenguas como el árabe, el rumano, el inglés, el chino, el alemán, el quechua, el búlgaro y muchas otras, que han traído consigo las personas que han venido a vivir y a trabajar con nosotros, y que hacen su aportación a la riqueza lingüística y cultural del país.
Hay quien ve la diversidad lingüística del mundo como un castigo divino y hay quien la ve como parte del patrimonio de la humanidad. Lo que nadie podrá negar es que se trata de una realidad que está ahí para quedarse.
El asturiano no es oficial, pero sí oficioso, cosa que no pasa con otras lenguas no oficiales.
En Asturias el asturiano es hablado por cada vez menos gente en las aldeas y cada vez por más en las ciudades.
Hay una Academia de la Llingua y toponimia propia… y muchos carteles están bilingües.
Muy interesante la reflexión. Como todas las que se salen del carril de lo que leemos y escuchamos cada día.
Los medios aparentan tenernos informados cuando a menudo lo que hacen es impedirnos ver algunas realidades que pueden no ser noticia pero que son verdad.
Si miramos una docena de pueblos que rodean al mio vemos variantes dialectales claramente diferenciadas que conforman la riqueza lingüística de la zona fronteriza de Aragón y Cataluña.
En este caso sucede porque la separación de las comunidades no se hizo por los usos lingüísticos de la zona, mucho más próximos al catalán que al castellano. Si se hubiese hecho por lengua esa zona pertenecería a cataluña y todas esas variantes no existirían, solo quedarían pequeñas variantes que podrían conformar un acento propio de la zona.
Las normalizaciones lingüísticas, junto con la escolarización de todos los niños fuerzan la correcta utilización de una lengua, que básicamente busca una forma uniforme entre todas las variaciones existentes en la zona. De esa forma cambiamos la transmisión oral de una lengua a un aprendizaje uniformado basado en lo que se estipula como correcto. De esa forma se van aniquilando todas las variantes, decir que ciertos usos son bastos o de pueblo hace que paulatinamente de se dejen de usar, y son los propios ciudadanos los que van censurando dichos usos.
Por lo general si se sigue una misma norma dichos usos deberían ser correctos, al menos por los que lo usan, aunque claro está que aquellos que utilizan otras normas pueden incomodar estos usos. Conforme nos vamos globalizando la unificación se vuelve más necesarias y el mantener más y más lenguas, dialectos y variantes es un escollo para ese progreso. Por eso se van desarrollando técnicas que censuren dichos usos, otra forma de hacerlo es la de si no hablas como yo eres antiespañol, cuando en realidad se está diciendo “yo dicto lo que es ser español y si no haces lo que yo digo estas contra españa” esta misma técnica se utiliza en cataluña y probablemente en el resto de zonas.
Mantener todas las lenguas con todas las implicaciones tiene un coste inasumible por lo que su evolución lógica es su desaparición.
Me apetecía hacer esta reflexión, un saludo, me encanta este blog
Caro Alberto:
Está precioso el artículo sobre las lenguas de España. Es muy eficaz, por habernos enseñado la cantidad de lenguas, in crescendo, pasando por el trece, per se, un número muy significativo, y llegando hasta las lenguas actuales, las del siglo XXI, que son decenas de ellas, seguramente muchas, pues hay gente oculta en pequeñas comunidades, que no se agrupan a otras etnias, en número muy reducido. Pero habrás otras, entre los cuales, conviene hablar del portugués, pues hay ya un número que se eleva rápidamente de brasileños, y portugueses que viven allí. Estos últimos, desde hace mucho tiempo, con historia similar y paralela a la española, por ser igualmente ibéricos, por haber Portugal pertenecido a España, por unos ochenta años. Luego, están los brasileños, de llegada reciente, pero pronto será de expresiva presencia. Está gente habla en la lengua que comparten Camoens y Machado de Assis, en España.
En todo caso, más allá de esa omisión, en tu excelente artículo, he oído hablar del fala, del cual no sabía nada y, en cuanto pueda, intentaré saber de qué se trata, y siempre es válido descubrir algo. Hay hombres que descubren una piedra; otros, una lengua. ¿A ver cuál de ellos sale ganando.
Saludos,
Isac Nunes
¿Y en Andalucía? ¿El hecho de que no se les entienda no convierte lo suyo en otra lengua? ;-)
Es una broma, que nadie se ofenda. Me encanta que haya muchas lenguas, muchos acentos y tantas variantes que sea posible tener conversaciones del tipo: “En mi pueblo, la segunda planta de las casas se llama sobrao” “¿Ah, sí? Pues en el mío, doble”. y, respecto a tus últimas frases, que nadie comenta, no entiendo muy bien que la gente se empeñe en utilizar el lenguaje para “descomunicarse” en lugar de para lo que es, para comunicarse. Como un motivo y arma de desencuentro en vez de para encontrarse. En fin.
Volviendo a Andalucía, siempre he pensado que por ahí abajo se habla castellano con acento árabe. Es una forma muy simple de decirlo, a lo mejor, pero quizá algún día podrías dedicar un post a cómo se gestan los acentos.
Me encanta este blog.
Buenas tardes,
Siendo latinoamericano, no conozco personalmente a España, pero recuerdo que recientemente en el canal Discovery estuvieron pasando un minidocumental en el que se referían al lenguaje del Silbo en la isla de la Gomera. ¿No debería contarse también?
Saludos,
DeepField
Tengo que criticar abiertamente el fastidio que provoca a algunos (llámense Savater o no) la “abundancia y diversidad de lenguas”. Una ligera reflexión nos debe lleva inequívocamente a la conclusión que un comentario así sólo puede venir de la ignorancia o de la prepotencia.
También considero inoportuno inculcar la idea de que la única manera de dar vida a una lengua -o quitársela- sea la elección de los hablantes; así, las lenguas con gran número de hablantes -léase castellano en nuestro caso más cercano- han engullido sin remisión al resto de lenguas que se hablaban en su entorno más cercano.
El pez grande se come al chico, es ley de vida; a mi lo que me interesa es saber es si el pez pequeño tiene derecho a morder antes de morir.
Hola Miquel. Si tengo que elegir uno de los dos podios que sugieres para hacer mis comentarios, me quedo con la ignorancia, que tal vez con tu ayuda y la de otros pueda ir superando.
Pero reflexionando ligeramente, como dices, llego a la conclusión de que si alguien decide qué lengua es la que tienen que hablar los demás, eso sí que tiene mucho que ver con la prepotencia. Una cosa es el derecho de cada cual a hablar en la lengua que desee y otra que los demás tengamos que aprenderla para que el “pobrecito hablador” tenga interlocutores.
Y en cuanto a las parábolas de peces, recordemos una vez más que los derechos los tienen las personas y no las lenguas.
Dicho esto, y a menos que el autor del blog autorice expresamente a ello, doy por terminada mi contribución a esta “salida por la tangente” del tema de la entrada.
¡Saludos!
Tengo entendido que “A Fala” es, además de como autodenominan al gallego hablado en Asturias (Eo-Naviego), una variante dialectal del gallego traído en el siglo XII por gentes de Galicia reasentadas en el valle del Xálima (Val do Ellas) cacereño.
Acabo de descubrir este blog, gracias a una bronquitis que me tiene enclaustrada en casa hace dias. Mi más sincera enhorabuena, Alberto. Seré de las últimas en incorporarme a estas páginas, pero ya me he quedado “enganchada” para siempre. Soy canaria y aplaudo los comentarios sobre el silbo gomero, pero también conozco la Lengua de Signos y, no sabéis que satisfacción ha sido para mí, a pesar de saber que se ha hecho oficial hace tiempo, que esté incluida en el número de lenguas y, sobre todo, que las menciones. Un saludo desde Tenerife y hasta el próximo comentario.
Soy cubano y hablo español, pues España colonizo a Cuba, es realmente el español la lengua que hablamos todos los cubanos.Hoy por primera vez veo este sitio, me parece interesante, espero sigan contribuyendo a la cultura mundial.Saludos ,Rodolfo.
El error está en pensar que los hablantes de lenguas minorizadas eligen libremente pasar a hablar una lengua hegemónica.
Todas las lenguas tienen el mismo poder comunicativo. Todas las lenguas tienen las palabras que necesitan sus hablantes. Y si surge una necesidad nueva, se crea una palabra nueva. Por lo tanto, el devenir de las lenguas no depende de una “evolución darwinista” natural. No hay unas lenguas mejor preparadas que otras. Los factores que influyen en el futuro de las lenguas son extralingüísticos (políticos, económicos, sociales,…).
Aquellos que consideran que la diversidad lingüística es un fastidio están negando un derecho de muchas personas y una realidad que sí es natural: la diversidad lingüística. Además, las personas que opinan eso siempre lo hacen desde una lengua hegemónica, ¡mira tú por dónde!
El silbo gomero no es un idioma. Es español simplificado y silbado.
Los silbidos reproducen sonidos que representan sílabas del español, pero simplificado.
Es como un español abreviado, algo así como el lenguaje de los mensajes de texto o la taquigrafía.
“Antonio, parece que va a llover” silbado sería a lo mejor algo así como “A nt prc q v llv”.
Permite sólo una comunicación limitada.
Los gomeros no lo usaban o usan para hablar entre ellos en sus casas o cuando están al lado, sino sólo para cuando tienen que decirse mensajes cuando están lejos uno del otro y suelen ser mensajes cortos, no grandes conversaciones imposibles en este sistema.