Etimología: dinero, cuartos, dólar, lotería, alcancía, trabajo, negocio, gratis

El amor por las palabras es imprescindible para escribir. Yo adoro las palabras, las trato bien y, por eso, ellas me corresponden. Es como todo en esta vida. Cuando queremos a alguien, nos interesa todo lo que está relacionado con esa persona. Eso incluye su historia. Los amantes de las palabras también necesitan conocer la historia que hay detrás de cada una de ellas. Hoy te he seleccionado unas cuantas. Vamos a hablar de dinero y de otras cosas. ¡Acompáñame!

Dinero

Dinero viene del latín denarius.

El denario era una moneda romana de plata (una moneda pequeña, de las más corrientes). Un denario valía diez ases. El as era otra moneda. Esta era de bronce y valía menos, lógicamente. Los romanos otra cosa no tendrían, pero eran lógicos. La palabra denario en latín viene de decem (‘diez’). Es una moneda que vale diez ases y por eso la denominaron denario. En cuanto oyes su nombre, sabes a qué atenerte.

Eso era en la antigua Roma. Ahí sí tenía ese significado y ese valor exactamente, pero todo cambia en la vida. Con el paso de los siglos, el significado de denario se volvió más general. Llegó un momento en que ya no era una moneda concreta, sino un término genérico para referirse a una moneda cualquiera. Ese es nuestro dinero.

¡No paró ahí la cosa! También existe el dinar, que es una unidad monetaria. Ya has adivinado que ese nombre también viene de denarius. El dinar es una moneda tradicional del mundo islámico. Hoy día, es la divisa de países como Argelia, Jordania y Túnez. También vas a encontrarla en países europeos que históricamente estuvieron en contacto con el mundo islámico. Por ejemplo, ahí tienes a Serbia y Macedonia (o, más bien, la República de Macedonia del Norte para ser exactos).

Formulario suscripción (#5)

Suscríbete
gratis

Los errores de lengua minan la credibilidad. Recibe cómodamente artículos y vídeos semanales para escribir mejor. No tiene ningún coste. Además, te llevarás gratis un magnífico manual de acentuación en PDF.

Cuartos

Cuartos, así, en plural, es un sinónimo de dinero, por lo menos en España, que es mi país. Cuando decimos que alguien tiene cuartos, estamos dando a entender que es una persona adinerada.

¿Por qué los cuartos son dinero? La explicación la encontrarás en una vieja moneda castellana. Era de cobre y valía cuatro maravedíes o maravedís o maravedises, que de todas esas formas se puede decir. El caso es que se trataba de una moneda de poco valor y, por eso mismo, era una de las más corrientes. Se usaba tanto que acabó convirtiéndose en sinónimo de dinero.

¡Pero no acaba ahí la historia! La primera vez que llegué a Estados Unidos me llamó la atención que la moneda de 25 centavos se llama quarter. Eso suena a cuartos, ¿no?… y no es casualidad. Todo viene por los famosos reales de a ocho españoles, que circulaban en el continente americano y también en Estados Unidos. De hecho, allí se mantuvieron en circulación hasta mediados del siglo XIX. En Estados Unidos, al quarter (esa moneda de 25 centavos) lo llaman también popularmente two bits (‘dos trocitos’). Y esto se explica también por los reales de a ocho. Ya ves que todos los caminos conducen a los reales de a ocho. Se llamaban de a ocho porque se podían partir. Se podían separar en ocho trocitos. Los trozos funcionaban como moneda fraccionaria. Dos pedazos de un real de a ocho son… ¡un cuarto! Misterio solucionado.

¡Seguimos en Estados Unidos!

Dólar

La palabra dólar viene del alemán. Tiene detrás una historia larga y ajetreada.

Empieza en el siglo XVI en Centroeuropa, concretamente, en una ciudad de Bohemia que se llamaba Joachimsthal. La ciudad existe todavía, pero ahora se la conoce como Jáchymov. Es una población de los Montes Metálicos. ¿Por qué se llaman Montes Metálicos? ¡Imagínate! ¿Qué puede haber en los Montes Metálicos? ¿Lechugas? ¿Coliflores?

En los Montes Metálicos encontraron plata y empezaron a acuñar moneda con ella, concretamente, florines. A estos florines fabricados con plata de Joachimsthal los llamaban en alemán Joachimsthaler Gulden. Ese nombre es un poquito largo incluso para nuestros amigos alemanes, que ya sabemos que se pirran por las palabras que acumulan muchas sílabas. Para abreviar, les decían simplemente Joachimsthaler. Y, ya puestos a abreviar, al final se quedó en Thaler a secas. Probablemente, ya estás reconociendo ahí el nombre de una moneda que en español se llama tálero.

Si te fijas, Thaler suena muy parecido a dollar. ¡No es casualidad! Ese es el origen de la palabra dólar.

Un método rápido para hacerse con un buen puñado de dólares, táleros, cuartos, dinero, etc., es que te toque la lotería.

Lotería

Lotería viene de lote. Lote es una palabra germánica. Históricamente se usaba para hablar de las diferentes partes de algo que se reparten entre varias personas. Imagínate que somos guerreros germanos de la Antigüedad y nos vamos a repartir un botín que hemos conseguido en combate. ¿Qué hacemos? Lo dividimos en lotes más o menos iguales y lo echamos a suertes. Ahí tienes el origen de la lotería.

Esa acepción de lote dio lugar en italiano al sustantivo lotteria, que era ya un juego de azar con todas las de la ley. Los franceses, viendo a los italianos, se aficionaron a la lotería y se la copiaron y después nos la pasaron a nosotros.

Así que ya sabes: si te toca la lotería, históricamente te ha correspondido un lote.

El dinerito de la lotería se guarda en la hucha. Y un sinónimo de hucha es…

Alcancía

Esto es una palabra de origen árabe. En España el término ya va cayendo en desuso, pero en algunos países me consta que siguen diciendo alcancía para ese cerdito de barro donde va uno echando sus moneditas para ahorrar.

Probablemente viene del árabe vulgar kanzîya. La raíz que hay detrás es kanz: ‘tesoro escondido’. Qué bonito, ¿no? A mí me parece precioso. Como es típico en los arabismos castellanos, alcancía lleva incorporado el artículo árabe (esa sílaba al-).

Efectivamente, la alcancía encierra tesoros, entre ellos, este antiguo significado.

Trabajo

Otra forma de ganar dinero es trabajar. ¡Qué le vamos a hacer! Trabajo viene del latín tripalium, que significaba literalmente ‘tres palos’ y era un instrumento de tortura formado por tres estacas a las que se amarraba al reo. La palabra trabajo empezó su andadura en el idioma como término para referirse a un instrumento de tortura. Todavía no había adquirido el significado que le damos hoy día. Para eso tuvo que completar un largo y sinuoso recorrido.

Con el tiempo, la gente empezó a utilizar este término para hablar de penalidades, molestias, tormentos… ¿Qué es lo que está pasando aquí? En un primer momento tenemos un vocablo que se refiere a un instrumento de tortura. A partir de ahí, empieza a utilizarse para hablar de los efectos que produce ese instrumento. ¿Ves cómo se ha desplazado el significado? Pasamos de la cosa al efecto que produce esa cosa: el sufrimiento. Te voy a dar un ejemplo de finales del siglo XVII. Comprobarás que la palabra trabajo aporta aquí esa idea de sufrimiento, penalidades…:

(1) Cuando veáis que Dios envía trabajos, hambres, necesidades y guerras, no os aflijáis [Cristóbal Lozano: El rey penitente].

A veces, el sufrimiento te lo compensan con una retribución económica. En cuanto damos este paso, ya está aquí nuestra idea actual de trabajo. A menudo, el sufrimiento está asociado a las actividades con las que nos ganamos el pan, sobre todo, en el mundo de siglos pasados. Sin ir más lejos, yo, que he vendimiado, he vivido en mis carnes el dolor de riñones de estar todo el día agachado, pasar frío por la mañana, achicharrarse al mediodía y mojarse cuando llueve… Esa es la idea de trabajo.

Yo creo que se vive mejor en la oficina. ¡Pasemos a otra palabra!

Negocio

El dinero también se consigue con los negocios. Nuestra palabra negocio procede del latín negotium. Este término latino consta de dos componentes: la negación nec y el sustantivo otium ‘ocio’:

nec + otium > negotium (‘lo que no es ocio’)

Es curioso. Para los romanos, los negocios u ocupaciones eran las cosas que hacían cuando no se encontraban disfrutando de su tiempo libre.

Para que veas las vueltas que da el mundo, hoy día, en francés, esta misma idea se expresa con el sustantivo affaire. La lengua francesa es hija del latín. Estamos hablando de madre e hija. Y, sin embargo, la idea es completamente la contraria. Traducido literalmente, affaire es ‘lo que hay que hacer’.

El romance castellano se mantuvo fiel a la palabra latina y por eso nosotros seguimos diciendo negocio, aunque ya no somos conscientes del significado etimológico que hay detrás.

Gratis

A veces no hace falta dinero para conseguir las cosas. De hecho, las mejores cosas de esta vida son gratis. La palabra gratis la hemos tomado directamente del latín. Es una forma de la declinación de gratia (‘gracia, favor, benevolencia’).

En realidad, en latín era gratiis, pero se desgastó un poquito y perdimos ahí una i. Eso era un ablativo, o sea, el caso que servía en latín para expresar los complementos circunstanciales. Por eso, gratis significa etimológicamente algo así como ‘haciendo un favor, por benevolencia, por agradar’.

Existe también la expresión gratis et amore, que hoy día es una variante más elaborada de gratis. Es propia, sobre todo, de la lengua coloquial. Ahí queda sobrentendida la palabra Dei. La expresión completa era gratis et amore Dei, o sea, por la gracia y el amor de Dios.