Obús es una de las pocas palabras de origen checo que tenemos en nuestra lengua. Nos llega a través del alemán. Y ni siquiera la tomamos directamente de aquí. Antes tiene que pasar al francés y de allí lo hará al castellano. Así pues, se trata de un préstamo de tercera mano nada menos. Esta es la cadena:
Checo houfnice > al. Haubitze > fr. obus > esp. obús
Houfnice (pronunciado aproximadamente “jóufnitse”) significaba al principio ‘catapulta’. Solo después se empezó a utilizar para hablar de piezas de artillería. Se trata de una metáfora que se basa probablemente en la trayectoria: el obús permite lanzar los proyectiles bombeados (o sea, describiendo una parábola). Así se podía disparar fácilmente por encima de las propias tropas, de forma comparable a como lo haría una catapulta.
Según el diccionario histórico alemán de los hermanos Grimm (el Deutsches Wörterbuch), la palabra entra en la lengua alemana en el siglo XV a raíz de las guerras husitas, que agitaron Bohemia por motivos político-religiosos. De ahí pasa a las otras lenguas de Europa.