El verbo andar presenta una irregularidad muy llamativa en su conjugación: en el pretérito perfecto simple se utiliza anduve en lugar de la forma regular andé, por ejemplo:
La mujer pantera (1942), Anduve con un zombi (1943) y El hombre leopardo (1943) sorprenden y destacan entre toda la producción clásica hollywoodiense del género fantástico por su insólita modernidad [Claqueta.es, acceso: 27-12-2008].
Todos nos hemos equivocado alguna vez o, como mínimo, hemos dudado. La irregularidad afecta también a los tiempos que se basan en el pretérito indefinido, como el pretérito imperfecto de subjuntivo: anduviera o anduviese (y no andara, andase).
Lo que ocurrió con este verbo fue que la conjugación regular se vio alterada en castellano antiguo por influencia de pretéritos irregulares de verbos muy frecuentes como haber:
Ove > andove (después hube, anduve)
Esta influencia de unas formas sobre otras es lo que se conoce como analogía.
Se han explicado alguna vez estos fenómenos de cambio analógico como si fueran una especie de regla de tres:
Haber es a hube como tener es a X
Despeje el lector la X.