Urbi et orbi

La expresión latina urbi et orbi, como casi todas, tiene bastante mala idea y por eso le gusta ponernos la zancadilla. Mi consejo con los latinajos es evitarlos siempre que se pueda, pero este puede ser uno de los pocos que están justificados, pues el sintagma bendición urbi et orbi designa de manera clara e inequívoca una institución de la iglesia romana: la bendición que imparte el Papa desde el balcón de la Basílica de San Pedro el domingo de Pascua y el día de Navidad.

He aquí un ejemplo en que se usa correctamente:

(1) Benedicto XVI impartirá hoy a mediodía la bendición Urbi et Orbi, a la Ciudad y al Mundo, después de felicitar la Pascua en gran número de idiomas [Abc (España), 23-3-2008].

Podríamos sustituirla por bendición para la ciudad (de Roma) y para el mundo, pero esto probablemente es menos claro. No está de más, en cualquier caso, explicar en castellano a qué nos referimos, como hace el redactor del ejemplo de arriba, pues no todo el mundo tiene por qué entendernos.

Con lo que hay que tener cuidado es con la terminación de los dos nombres, que es -i, aunque algunos cambian la expresión en urbi et orbe por analogía con el castellano orbe.

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También se acepta su uso con el significado figurado de ‘universalmente, por todas partes, por todo el mundo’, como en este ejemplo, que, claramente, no tiene interpretación religiosa:

(2) Almodóvar ha triunfado urbi et orbi con su original reelaboración posmoderna de tradiciones culturales tan nuestras como la picaresca, el sainete, el melodrama, el esperpento y la astracanada [Román Gubern en El País, acceso: 2-2-2008].

Esperemos que triunfes tú también urbi et orbi con el buen uso que hagas de esta expresión.

Haz un ejercicio para ver cómo andas de latín.