La puntuación es tan importante en un correo electrónico como en cualquier otro mensaje escrito. Es más, este es un tipo de texto en el que se percibe claramente el dominio de los signos de puntuación que tiene el autor.
Dominar la puntuación significa saber, para empezar, que hay estilos de puntuación anchos y estilos estrechos. Vamos a ver a qué me refiero.
En español hay una parte en el uso de los signos de puntuación que depende de la voluntad del redactor y es, por tanto, una cuestión de estilo. Cuando puntuamos un texto, nos vamos a encontrar con un puñado de signos que obligatoriamente tienen que aparecer en ciertas posiciones, pero también con un número bastante amplio que podemos emplear facultativamente.
En una puntuación estrecha se marca al máximo la estructura de las oraciones y del texto. No se deja nada o casi nada a la interpretación del lector, que lo único que tiene que hacer es ir siguiendo el rastro de comas, puntos, paréntesis, rayas y demás que hemos preparado para él. En cambio, en una puntuación ancha se marca lo mínimo imprescindible: lo obligatorio y poco más. Será después el lector quien tenga que ir encontrando el camino con las señales mínimas que le hemos dejado.
Para que nos entendamos: la puntuación estrecha viene a ser como las instrucciones que nos da un navegador para ir con el coche de Madrid a Navalcarnero. Nos va a avisar en cada rotonda y nos irá anunciando los metros que faltan para cada giro. En cambio, la puntuación ancha es como preguntarle al primero que nos encontramos por la calle: “… en el semáforo giras a la izquierda y ya todo recto hasta que sales a la autovía”.
En los correos electrónicos debemos utilizar una puntuación más bien ancha por el tipo de texto de que se trata, pero hay que puntuar correctamente porque si mandamos a nuestro lector/conductor hacia la derecha cuando tiene que ir hacia la izquierda, no llegará a su destino. Las indicaciones pueden ser pocas, pero tienen que ser correctas.
El problema está en que quien posee un conocimiento limitado de los signos de puntuación es incapaz de distinguir estilos cuando escribe. No está en condiciones de tomar decisiones sensatas sobre el uso de los signos de puntuación. Bastante tiene con luchar para repartir un puñado de comas y algunos puntos que, mal que bien, le den alguna estructura al escrito (del punto y coma ni hablaremos).
La solución no está en utilizar una puntuación limitada y arbitraria, sino en aprender a puntuar adecuadamente. Si no lo hemos hecho durante la etapa escolar, tendremos que hacerlo de adultos. Nunca es tarde. Lo que no podemos pretender es puntuar perfectamente de la noche a la mañana. Hay que intentar, más modestamente, ir mejorando día a día: aprender hoy a utilizar correctamente una coma que antes se nos escapaba, atrevernos mañana con algún uso de los dos puntos. Mientras vayamos dando pasos constantes, uno detrás de otro, iremos bien encaminados. Lo que tenemos que procurar es no quedarnos parados nunca.
Buenos días.
Me encanta su web, me ha sorprendido este artículo en especial. Yo asumía que puntuar correctamente implicaba la puntuación estrecha, de la que nunca había oído hablar.
Se agradecería algunos textos de ejemplo de ambas puntuaciones.
Muchas gracias.
Me ha encantado este artículo y me ha hecho sonreír, con una mezcla de melancolía y resignación, al leer eso de “… y del punto y coma ni hablaremos.” Anécdota: alguien, hace relativamente poco, me pidió “amistad” en Facebook simplemente porque había leído un comentario mío en el que hacía uso de este signo de puntuación. Ni qué decir que se la concedí… ¿habrá causa más noble? Enhorabuena por este blog que nos recuerda cosas olvidadas y nos corrige errores. Gracias.
Dices bien, amigo. Sigo maravillado con tu blog; es realmente, de mucha utilidad.
Abrazos