El vocabulario de los correos electrónicos debe ser sencillo y claro. Conviene huir tanto de los términos rebuscados como de los vulgares. Hay que tener en cuenta que los escritos de este tipo, por su naturaleza, se asemejan mucho a la lengua oral, así que debemos imaginárnoslos más como una explicación que estamos dando a alguien de viva voz que como una carta y elegir nuestras palabras en consecuencia.
Cuanta más confianza tengamos con la persona a la que escribimos, más coloquial se irá volviendo nuestro vocabulario, pero no pierdas de vista una cosa. Aunque el tipo de texto se acerque a la oralidad, no es verdaderamente oral. Expresiones malsonantes que en la comunicación cara a cara no llaman demasiado la atención, resultan más fuertes por escrito y se prestan a malentendidos. El uso de emoticonos puede ayudar, pero no sustituye la riqueza de matices de la entonación, los gestos, el tono de voz, etc.
Utiliza un poco el sentido común y evitarás tanto el que no te lean como el meterte en situaciones desagradables.
Estoy de acuerdo en que hay que huir de términos tanto rebuscados como vulgares, pero no sólo en los correos electrónicos sino como costumbre. En lo que discrepo es en que, en mi opinión, hay correos que tienen un carácter más oficial, dirigidos a entidades o alguno de sus puestos, y esos los suelo tratar igual que una carta. Quizá hago mal.
Tu blog es muy bueno: útil, claro, conciso y con ejemplos bien elegidos. Gracias.
Un abrazo: Sol.
Estoy de acuerdo, hay que utilizar un lenguaje sencillo y claro si, por el contrario, utilizamos un lenguaje rebuscado corremos el riesgo de que no nos lean.