Nuestro verbo delirar viene del latín delirare, que significaba literalmente ‘salirse del surco’. En la palabra latina se reconocen claramente dos elementos. El prefijo de- aporta el significado ‘alejarse, apartarse’ y lira es ‘surco’.
Lo que tenemos aquí es una metáfora. Cuando uno se sale del camino marcado, establecido, empieza a hacer cosas raras. Eso, ni más ni menos, es el delirio.
No está muy lejos esta vieja metáfora latina de otra más actual que se emplea con frecuencia en el lenguaje coloquial de España. Cuando afirmamos que alguien se ha rayado, estamos dando a entender que se ha vuelto loco o, por lo menos, que ha empezado a comportarse de una forma un tanto extravagante. La imagen que hay detrás es la de los discos de vinilo, que cuando se rayaban, desprendían todo tipo de sonidos extraños y discordantes.
Ese rayarse de los viejos discos de música no es otra cosa que el salirse del surco que inventaron los romanos hace un par de milenios.
Al final, el mundo cambia, pero nosotros seguimos siendo los mismos.