Raya y guion

No hay que confundir la raya (—) y el guion (-). Estos son dos signos de puntuación diferentes con usos diferentes.

La raya se reconoce inmediatamente porque es más larga. Para que te hagas una idea, viene a tener el ancho de una eme mayúscula (pero que quede claro que lo digo solamente para que te hagas una idea aproximada sin necesidad de recurrir a términos técnicos). Se emplea principalmente para encerrar incisos (1) y para introducir las intervenciones en los diálogos (2):

(1) Sisebuto —nadie lo puede dudar— es un seductor de tomo y lomo.

(2) —Cuando llegues, avísame.

      —¿Qué te hace pensar que voy a llegar?

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      —Me lo has dicho tú.

      —¿Desde cuándo haces caso de lo que yo te digo?

En los teclados de ordenador no hay un acceso directo a este signo. Para introducirlo en un texto, normalmente hay que ir a buscarlo a un menú de caracteres especiales. Esto puede llevar a que por pereza o desconocimiento se sustituya por un guion. No lo debes hacer.

El guion mide la cuarta parte de una raya. Sirve sobre todo para unir y para separar. Por ejemplo, puede unir palabras para formar un compuesto (austro-húngaro) o separar las sílabas de una palabra (pa-ta-ta).

Tampoco debemos mezclar las denominaciones. No debes referirte a la raya como guion largo.

En la antigua ortografía del español la palabra guion se escribía con tilde, aunque esto entraba en contradicción con las reglas de acentuación de los diptongos. No te debes extrañar, por tanto, si encuentras esta grafía en textos que se publicaron hace ya algún tiempo.

Iremos desarrollando en artículos independientes los diferentes usos de la raya y el guion.