Becas de grado Jesús Serra 2024 de Fundación Occident

Hoy comparto contigo información sobre una iniciativa de Fundación Occident: las becas de grado Jesús Serra, que se convocan por primera vez en 2024. Además voy a aprovechar para contarte una parte de mi vida y por qué siento una conexión especial con estas ayudas al estudio.

Empecemos por la información. Si puedes aprovecharla, eso vale para mí un mundo. De lo contrario, te ruego que me ayudes a darle la máxima difusión. Sobre todo, si conoces a una persona específica que se pueda beneficiar, házsela llegar.

¿En qué consiste el programa?

La Fundación Occident convoca doce becas para quienes quieren saltar barreras. Están dirigidas a estudiantes de bachillerato y de ciclos formativos de grado superior que quieren estudiar un grado en una universidad española.

¿Para quiénes son estas becas?

Las becas Jesús Serra se dirigen a dos tipos diferentes de estudiantes:

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  • Hay seis becas para quienes quieren ser los primeros de su familia en cursar estudios universitarios. Puede ser cualquier carrera. La clave está en que los padres carezcan de titulación universitaria.
  • Otras seis becas se destinan a mujeres que desean ser las primeras de su familia en obtener un título universitario en ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas.

¿Cuándo se pueden solicitar?

La convocatoria está abierta entre el 24 de abril y el 10 de junio de 2024.

¿Qué ofrecen estas becas?

Las becas de grado Jesús Serra te ofrecen estos beneficios:

  • Te pagan la matrícula si no está cubierta por una beca pública.
  • Te proporcionan una ayuda para que adquieras material educativo y para que complementes tus estudios universitarios con formación adicional.
  • Te adjudican una ayuda económica complementaria que depende de la renta familiar y de tu lugar de residencia.
  • Te asignan un mentor para que te oriente y te apoye en tus estudios. Más abajo explicaré por qué es importante.
  • Te incluyen en un programa de formación anual con sesiones online y presenciales para que adquieras habilidades transversales y desarrolles una red de apoyo que impulse tu vida profesional.
  • Además, dependiendo de tu aprovechamiento académico, puedes obtener una ayuda económica adicional.

Esta información la ofrezco a título meramente personal. Es mi interpretación después de estudiar la documentación. Puedo estar equivocado. Fundación Occident no la ha revisado previamente y no es responsable de lo que yo publico aquí. La única información válida es la que consta en la convocatoria. Los detalles los encontrarás en la web de Fundación Occident. Dirígete allí para todo lo relacionado con las becas Jesús Serra. No puedo atender ninguna consulta.

Tengo el honor de que Fundación Occident haya confiado en mí para formar parte del comité de selección. Y ahora voy a contarte una parte de mi vida para que entiendas por qué esto me importa.

Yo también soy estudiante de primera generación. Desde que era un adolescente, sentía un intenso deseo de estudiar. Aquello me parecía extraordinariamente difícil. Lo que sí tenía claro es que estaba dispuesto a cualquier sacrificio con tal de conseguirlo.

Dependía de becas. Por suerte, en aquella época empezaba a haber programas de becas públicas que merecieran tal nombre. Además, yo aprovechaba cualquier oportunidad que se presentaba para trabajar. Siempre andaba buscando la forma de sacarme unas pesetillas porque los gastos eran muchos. En aquella época, las licenciaturas duraban cinco años. Estamos hablando de un esfuerzo académico y económico prolongado. He hecho un poco de todo. Al principio recogía fruta en verano, iba a vendimiar en otoño. Un verano lo pasé en una fábrica soldando componentes electrónicos en circuitos impresos.

Después, a medida que me iba formando, pude ir asumiendo trabajos más intelectuales: corregir textos para alguna pequeña editorial y, sobre todo, traducir. He traducido miles de páginas para pagarme los estudios. Eso lo pude hacer porque el dinero de los primeros trabajos lo invertía en aprender idiomas. Es la inversión más rentable que he hecho en mi vida.

Mis padres me apoyaban en todo lo que estaba en su mano e incluso más. Aun así, éramos tres hermanos y en casa no entraba más sueldo que el de mi padre, así que había que espabilarse. Todos esos trabajos me proporcionaron habilidades útiles. Sobre todo, me enseñaron a ganarme la vida. Sin embargo, también me restaron oportunidades por otro lado. Terminé la carrera con un magnífico expediente, pero podía haber sido mejor si me hubiera dedicado en exclusiva a estudiar.

Sabiendo lo que sé ahora, me faltó un ingrediente crucial en aquel guiso. Mis padres podían darme su apoyo incondicional; pero ellos carecían de estudios, así que no me podían orientar. Era lo mismo que les pasaba a muchos de mis compañeros de estudios. Éramos una de las primeras generaciones que accedía de manera masiva a la universidad. Íbamos a tientas. Los problemas los resolvíamos a medida que se presentaban, pero carecíamos de visión de conjunto. Desconocíamos las técnicas y estrategias para sacar el máximo partido a nuestros estudios y para ir preparando la entrada en el mundo profesional. Súmale a eso las muchas tonterías que uno hace de joven y te podrás hacer una idea de cuántas oportunidades se nos escapaban.

Casi todos andábamos así. Disfrutábamos de la camaradería y de la energía que da la juventud, nos estimulaba todo lo que íbamos descubriendo y éramos felices con lo que teníamos, que era mucho. Sin embargo, ahora sé que las cosas se pueden hacer de otra manera.

Quien ya ha pasado por una carrera universitaria posee la perspectiva que eso aporta. Está en condiciones de orientar a sus hijos para que apliquen su energía allí donde van a conseguir el máximo beneficio. Es capaz de responder preguntas cuando surgen. Sabe cuáles son los pasos que conviene dar para incorporarse en mejores condiciones al mundo laboral.

Cuidado: Eso tampoco significa que sus tiernos retoños lo aprovechen. A menudo, consigue más quien quiere que quien puede. Aun así, el conocimiento y la experiencia de los mayores están ahí para quien le quiera sacar partido. Si lo tienes en casa, podrás hacer algo con él. De lo contrario, es imposible.

Por eso me alegra especialmente que las becas Jesús Serra incluyan un programa de mentoría para orientar a quien no encuentra respuestas en casa. Esta es la parte que conecta con mi experiencia y con mi historia personal. Por eso, hablo especialmente de ella en lugar de entrar en los muchos aspectos meritorios de esta iniciativa de Fundación Occident. Espero que entiendas que me estoy expresando sobre lo que toca mi fibra como persona. Hay en mí una cuerda que vibra en la misma frecuencia. Yo tengo esa. Otras personas tendrán otras.

Me considero afortunado. Conseguí mi licenciatura en Filología, obtuve una experiencia docente en el extranjero, me doctoré y soy profesor de universidad. Sin embargo, todo eso estuvo a punto de irse al garete en múltiples ocasiones por mi desconocimiento e inexperiencia. Cuando echo la vista atrás, casi me parece un milagro el haber llegado hasta aquí.

La universidad me ha abierto puertas. Cada minuto y cada céntimo que he invertido en formación ha generado un retorno de proporciones astronómicas. Yo he recorrido mi camino y ahora deseo que quienes vienen detrás también accedan a las oportunidades que yo he tenido. Mejor dicho, quiero que tengan más oportunidades y que reciban el máximo apoyo en este empeño. Por eso me parece loable la iniciativa de la Fundación Occident con las becas de grado Jesús Serra y por eso me emocioné cuando me propusieron formar parte del comité de selección.

A mi madre y a mi padre se les escaparon unas cuantas lágrimas cuando vieron que su hijo conseguía los estudios que ellos no pudieron alcanzar. Quiero que otras madres y padres lloren por el mismo motivo. En un mundo donde se derraman tantas lágrimas, más vale que sean por eso.

Tú también puedes ayudar. Haz llegar la información sobre las becas de grado Jesús Serra a quien la pueda aprovechar.