Etimología popular: no hay tu tía, mondarinas y pelotas

No hay tu tía

En la lengua actual existe esta expresión coloquial:

(1) No hay tu tía.

Es una forma de decir ‘no hay remedio’ o ‘es imposible cambiar las cosas’.

Te muestro un ejemplo de uso que tomo de la novelista paraguaya Raquel Saguier (La vera historia de Purificación):

Formulario suscripción (#5)

Suscríbete
gratis

Los errores de ortografía, gramática y redacción minan la credibilidad. El boletín del Blog de Lengua te ofrece artículos y vídeos semanales para escribir mejor. Recíbelos cómodamente sin ningún coste. Además, te llevarás gratis un manual de acentuación en PDF.

(2) Todo espía puede ser también espiado y contra eso no hay tu tía.

El ejemplo da a entender que esa posibilidad de espiar al espía es algo irremediable.

La expresión no hay tu tía me interesa porque es un hermoso ejemplo de lo que los lingüistas denominamos etimología popular. En la lengua antigua, la expresión presentaba esta forma:

(3) No hay tutía.

¿Qué es lo que ha pasado? La etimología popular es un intento de encontrarle una explicación a una expresión que no se entiende. Cuando el hablante no reconoce la estructura de una palabra o de un grupo de palabras, tiende a alterar su forma hasta que consigue encajarla a martillazos en un molde al que sí encuentra sentido. El punto de partida es una expresión opaca. El resultado es una expresión que le resulta transparente a nuestro hablante.

En el caso de no hay tutía, el problema lo planteaba esta última palabra. Es una forma antigua, que los hablantes han dejado de entender. Vamos a buscarla en el Diccionario de la lengua española. Esto es lo que encontrarás:

tutía

  1. f. atutía.

Esto es algo muy frecuente en el diccionario. Técnicamente es un artículo de remisión. Se llama así porque nos remite a otro artículo que nos dará la solución. Por tanto, no nos dejamos desanimar y buscamos atutía:

atutía

  1. f. Óxido de zinc, generalmente impurificado con otras sales metálicas, que, a modo de costra dura y de color gris, se adhiere a los conductos y chimeneas de los hornos donde se tratan minerales de zinc o se fabrica latón.
    Sin.: tocía, tucía, cadmía.
  2. f. Ungüento medicinal hecho con atutía.

Ahora sí hemos llegado a un resultado interesante. Ese artículo nos informa de dos cosas. En primer lugar, nos enteramos de que la atutía es óxido de zinc y, a continuación, descubrimos que se usa para fabricar ungüentos. Por tanto, la atutía es una medicina, es un remedio para nuestros males.

Ahora todo encaja:

tutía = ungüento = remedio
Por tanto:
no hay tutía = no hay remedio

El problema es que el hablante necesita que todo encaje desde el principio. Si no, ya lo hará encajar él a su manera. La expresión resultaba opaca. La forma de volverla transparente consiste en dividir la palabra que resulta rara:

(4) tutía > tu tía

Alguien me podría objetar que la expresión se oscurece porque se pierde la metáfora del ungüento. Eso es verdad, pero la metáfora ya se había perdido de todos modos. Ahora, por lo menos, reconocemos las palabras. Hemos obtenido una expresión idiomática que no es ni más rara ni más normal que otras como estas:

(5) tomar el pelo

(6) meter la pata

Ya estoy oyendo la pregunta:

Sí, pero entonces, ¿qué es lo correcto?

En la lengua actual, la expresión que está viva es no hay tu tía. Incluso está recogida en el Diccionario de la lengua española. El artículo para tutía contiene esta indicación:

no hay tutía

Tb. no hay tu tía.

  1. expr. coloq. U. para dar a entender a alguien que no debe tener esperanza de conseguir lo que desea o de evitar lo que teme.

Aun así, en el momento en que escribo (marzo de 2024), el Diccionario panhispánico de dudas sigue marcando como incorrecta la versión no hay tu tía.

Veamos otros casos curiosos de etimología popular.

Las ‘mondarinas’

Nuestra entrañable mondarina surge también por etimología popular. Es una variante popular de mandarina, el delicioso cítrico. No la encontrarás en el Diccionario de la lengua española. El Diccionario panhispánico de dudas la menciona explícitamente como incorrecta.

La mandarina toma su nombre del color anaranjado del traje de los mandarines de la China. La imagen es sugerente, pero los hablantes de los pueblos de Castilla probablemente no lo tenían tan claro. Buscándole una explicación a la palabreja, se acordaron de mondar, que es ‘quitarle la piel a la fruta’. Las mandarinas se pelan con toda facilidad. Por eso, tiene todo el sentido del mundo llamarlas mondarinas (dentro de la lógica del habla popular). Son una especie de naranjas, pero se mondan con los dedos. ¡Ahora sí!

En pelotas

Encontrarás otro caso de etimología popular en la expresión idiomática en pelotas, que es una forma coloquial de decir ‘desnudo’. Mira cómo la utiliza Julio Cortázar (Un tal Lucas):

(7) Es raro andar en piyama fuera del barrio, nunca se le había ocurrido que es propio como estar en pelotas.

La expresión originaria era en pelota. Es un aumentativo de pelo. Esa terminación -ota es la misma que encuentras aquí:

(8) cabezota

(9) barrigota

Cuando uno está desnudo, anda por el mundo con los pelillos al aire. La expresión equivalente se conserva tal cual en otras lenguas románicas, por ejemplo, en francés:

(10) être à poil (‘estar desnudo’, literalmente ‘estar en pelo’)

La gente es muy mal pensada y eso del pelo y la pelota no quedaba claro. Por eso lo aclararon a su manera: una pelota tenía que ser… eso… ¡una bola! Por motivos anatómicos (¡ejem!) no podía ser una, sino que debían ir en parejas. Por ahí llegó el plural pelotas.

Todavía encontrarás un rastro de la forma original en esta variante de la expresión:

(11) en pelota picada

Mira cómo la utiliza Lorenzo Silva en El lejano país de los estanques:

(12) Quiere decir que la chica se ponía en pelota picada en medio del sembrado de tortillas y que entre los tipos que no dejaban de comérsela con los ojos y las mujeres que murmuraban acabó prefiriendo una playa nudista.

La variante en pelota picada no admite el plural. Esto no se dice:

(13) en pelotas picadas

En definitiva, a los hablantes les gusta que las palabras estén claras. Cuando no las entienden, les buscan una explicación a su modo.