Los nombres ambiguos en cuanto al género son aquellos que se pueden utilizar tanto en masculino como en femenino sin que cambie su significado. Algunos ejemplos son mar, maratón, linde, dracma y azúcar:
(1) Los expertos creen que en el fondo del mar hay cientos de navíos […] [Abc, 28-10-2007].
(2) El paseo de la ría acogerá […] una serie de talleres infantiles sobre el medio ambiente y la mar [La Nueva España, 30-9-2007].
(3) Azúcares crudos: azúcar terciado, azúcar blanquilla […] y azúcar granulado [Anales de Bromatología, 1967, vol. 19, p. 247].
En las dos primeras oraciones encontramos el uso masculino y femenino, respectivamente, de mar. El tercer ejemplo, el de azúcar, es interesante porque en la misma oración aparece el mismo nombre en masculino y en femenino.
El utilizar estos nombres con un género u otro no da lugar a un cambio de significado. Por ejemplo, yo puedo irme a Alicante y sentarme en la playa. Si ese día tengo una vena lírica, probablemente diré:
Mira: ¡la mar!
Si me da por hablar de forma más neutra, lo que me saldrá será:
Mira: el mar.
Pero en los dos casos me refiero a la misma realidad. El mar sigue siendo el mismo; solo ha cambiado el género del nombre.
Por lo general, los nombres ambiguos en cuanto al género se refieren a seres inanimados, como en los ejemplos anteriores. La excepción son dos nombres de animales: cobaya y ánade.
El que no cambie el significado tampoco quiere decir que dé exactamente igual utilizar estos sustantivos en masculino o en femenino. Las diferencias no van a ser de significado sino de otro tipo.
A veces, el utilizar un género u otro es una cuestión de puras preferencias individuales. Puede haber hablantes que prefieran la forma azúcar moreno y otros que prefieran azúcar morena.
Otras veces, las diferencias tienen que ver con la pertenencia a ciertos grupos sociales. Un ejemplo que se suele repetir en los manuales es que las gentes de mar tienden a decir la mar (en femenino), mientras que quienes no tenemos mayor relación con el mar tendemos a utilizar la forma masculina.
También hay preferencias regionales. Calor es masculino para la mayoría de los hablantes de español, pero dentro de España el femenino la calor está muy extendido en ciertas zonas de Andalucía, Murcia o Cataluña.
Llegamos ahora a la cuestión de la consideración normativa de estas vacilaciones de género. Algunas están aceptadas, como las de los ejemplos que hemos utilizado hasta ahora (salvo calor, que es un caso especial). Otras, en cambio, se condenan. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con pus, que para la norma solo es masculino, aunque para muchos hablantes sea femenino.
Esta consideración puede ir cambiando con el paso de los años. Calor tradicionalmente estaba admitido como ambiguo en cuanto al género y así se recogía todavía en la edición de 2001 del Diccionario de la Lengua Española. Sin embargo, con la publicación del DPD, ya solo se admite la forma masculina. Lo contrario ha pasado con maratón. Después de años y años condenando la forma femenina, al final se han admitido las dos.
Por último, no conviene perder de vista que hay expresiones con diferentes grados de fijación en las que es obligatorio uno de los géneros. Por lo general, podemos elegir entre el mar o la mar, pero solo utilizamos la forma femenina en las siguientes expresiones fijas:
Pelillos a la mar ‘olvidemos nuestras diferencias’, ‘reconciliémonos’
La mar de (simpático, distraído, etc.) ‘muy’, intensificador
En el primer ejemplo, el artículo masculino forzaría una interpretación literal: hay unos pelillos que se arrojan al mar. En el segundo, simplemente, daría lugar a un sinsentido.
Otros ejemplos de sustantivos ambiguos en cuanto al género son el/la color, el/la vodka, el/la pringue, el/la armazón, el/la reúma, el/la maratón, el/la dote, el/la tilde.
No hay que confundir los sustantivos ambiguos en cuanto al género con aquellos pares en que el cambio de género va asociado con un cambio de significado, como el cura y la cura.
Resuelve ahora un ejercicio de nivel básico y después, si quieres, atrévete con un ejercicio de nivel avanzado.
Gracias, lo has explicado mucho mejor que el libro de texto que utilizo.
La mar de útil (para usar un ejemplo del tema que hoy leí en su blog). Ya lo tengo en mi lista de consulta de dudas del español. ¡Muchas gracias!