¿Qué es saber gramática?

Para escribir es necesario formarse. Una persona que desea escribir mejor necesita aprender gramática. Además, necesita hacerlo constantemente. Es como respirar: no basta con hacerlo una vez en la vida.

Sin embargo, lo que desconocen muchos escritores inexpertos es que el concepto de gramática se interpreta de manera diferente según las ocasiones. No todos los conocimientos gramaticales son iguales. Si yo acudo a preguntarle a mi madre si ella sabe gramática, probablemente me dirá que no. Pero eso solamente es cierto en parte.

Tres tipos de conocimiento gramatical

Hay al menos tres sentidos diferentes de ‘gramática’:

1. Hay una gramática que es un conocimiento implícito que posee cualquier hablante de una lengua.

2. Hay una gramática descriptiva.

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3. Hay una gramática normativa.

Un conocimiento implícito

Cualquier hablante, con estudios o sin ellos, posee un conocimiento gramatical como conocimiento implícito. Eso significa que domina una serie de reglas que rigen su forma de hablar, pero no sabe que las sabe. Por ejemplo, mi madre nunca se equivoca con el subjuntivo.

En cambio, un estudiante extranjero sigue tropezando en esa piedra después de años y años de estudiar el subjuntivo. Es más, mi madre notará inmediatamente el tropiezo y corregirá al pobre estudiante: “Eso no se dice así”.

Sin embargo, si ese mismo estudiante le pregunta por qué se dice así y no asá, será ella la que se encuentre de pronto en apuros. Le están exigiendo otro tipo de conocimiento gramatical que solo poseen algunas personas.

Ese otro conocimiento gramatical lo adquieren quienes hacen el esfuerzo de estudiar. Es imprescindible para dominar el idioma y para escribir al máximo nivel. Es la diferencia entre estudiar piano y aporrear las teclas hasta que salga una melodía.

La gramática descriptiva

El conocimiento gramatical implícito se puede hacer explícito mediante la observación. Ese es el terreno de la gramática descriptiva. En cuanto empezamos a examinar una lengua, nos damos cuenta de que hay unas reglas que explican cómo habla la gente. Las primeras gramáticas de la humanidad surgieron hace miles de años. Probablemente, alguien se sentó a la orilla del río una tarde de verano y empezó a plantearse preguntas como estas:

  • ¿Por qué algunas palabras admiten varias terminaciones (niño, -a, -os, -as) y otras no (contra, exactitud)?
  • ¿Por qué puedo decir “un guisante, dos guisantes, tres guisantes” pero no “una harina, dos harinas, tres harinas”?

Cuando acertó con la respuesta, consiguió formular reglas que explicaban el comportamiento de múltiples unidades lingüísticas. A lo largo de la historia, los seres humanos hemos ido respondiendo cada vez a más preguntas. Eso ha permitido definir reglas cada vez más potentes.

Este tipo de gramática tiene un interés científico. Sin embargo, todavía no es la que más beneficia a quien aspira a escribir mejor.

Dominar la lengua estándar culta

La gramática descriptiva se limita a describir la lengua tal como la usan los hablantes. No entra en consideraciones sobre lo correcto y lo incorrecto. Esto último es el terreno del tercer tipo de conocimiento gramatical.

La lengua posee una dimensión social, de manera análoga a lo que ocurre la ropa. Muchos jerséis pueden servir para mantenerme abrigado. Sin embargo, algunos son elegantes, otros están pasados de moda y existen incluso otros con los que no querré mostrarme en público. El criterio para elegir jersey va mucho más allá de Abriga o no abriga. De la misma manera, el criterio para expresarme de una u otra manera trasciende el mero ¿Me entenderán?

Compara estas dos variantes:

  • Se me ha caído el vaso.
  • Me se ha caído el vaso.

Las dos se entienden perfectamente. Sin embargo, no son igual de presentables en sociedad. La gramática normativa te permite tomar decisiones de este tipo: “La primera variante es correcta; la segunda, incorrecta”. Si no me crees, prueba a escribir en las redes sociales Me se ha y después me cuentas el resultado. Este es un caso un tanto extremo. Lo elijo porque deseo mostrar un ejemplo claro. Sin embargo, existen múltiples reglas que marcan la diferencia entre expresarse de manera correcta y elegante o caer en el error.

La gramática normativa es la referencia imprescindible para quien desea dominar la lengua estándar culta. Este estándar es imprescindible para escribir un libro, publicar una página web o redactar correos electrónicos profesionales. Es la que yo trabajo semana tras semana con mis alumnos.

Ningún hablante adquiere ese conocimiento de manera espontánea. Es el resultado de decisiones conscientes y de un esfuerzo prolongado en el tiempo. Nunca es tarde para empezar. Todos podemos aprender y todos podemos mejorar. Yo estudio a diario mi propio idioma. Cuanto más aprendo, más consciente soy de todo el trabajo que tengo por delante.

Aprender a manejar la lengua estándar culta es la mejor inversión que he podido hacer en mi vida. Es lo que me permitió enfrentarme a los retos del sistema educativo y cosechar buenos resultados en ese proceso. Es lo que me permitió superar entrevistas de trabajo en la edad adulta. Es lo que me autoriza a dirigirme a ti en este momento. Es un conocimiento que valoro por encima de casi todos. Disfruto a diario compartiéndolo con quien está dispuesto a invertir en sí mismo para escribir mejor.

El poder del estándar

La lengua estándar es una convención social. Por eso mismo es tan poderosa. Es imposible desenvolverse en sociedad sin ella, es imposible ganarse el respeto y la confianza de los lectores. El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. El desconocimiento de las reglas gramaticales tampoco hace que desaparezcan de un plumazo. En el mundo de Internet eso se hace más palpable que nunca en la historia de la humanidad.

Escribir bien es una habilidad que cualquiera puede adquirir. Merece la pena, créeme.

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