El verbo escribir procede del latín scribere. Lleva dentro una parte de la historia de nuestra escritura. Digo de la nuestra porque la técnica de fijar el habla en un soporte físico se descubrió de manera independiente en diversos puntos del planeta a lo largo de la historia. Eso dio lugar a soluciones diferentes que implicaban utilizar medios diferentes. Lo que te voy a contar a continuación se refiere a la tradición que hemos heredado quienes hoy escribimos en español y en otras lenguas occidentales.
Escribir es arañar
El verbo latino scribere procede de una antigua raíz indoeuropea que significaba ‘arañar, raspar, hacer incisiones’. Este verbo se especializó para designar una acción concreta: grabar con punzón. ¿Por qué? Porque nuestros antepasados marcaron sus primeros caracteres en materiales como estos:
- trozos de madera
- huesos
- piedras
- tablillas de barro
- tablillas enceradas
Todas estas formas de escribir tenían algo en común: los signos se grababan a base de cortar con un objeto punzante. Es lo contrario de lo que hacemos hoy. Nosotros, para escribir, depositamos tinta sobre el papel. Añadimos, no quitamos. En cambio, aquellas primeras técnicas consistían en arrancar trozos del soporte de escritura.
Esto lo entiende perfectamente quien ha estado enamorado. Si alguna vez has grabado un corazón en la corteza de un árbol, has escrito a la manera de nuestros antepasados.
Los hermanos de escribir
El verbo escribir cuenta con hermanos en todas las lenguas románicas, que lo han heredado directamente del latín. igual que lo hicimos nosotros. Yendo desde occidente hacia levante, el viejo verbo latino va adoptando estas formas:
- portugués: escrever
- gallego: escribir
- catalán: escriure
- francés: écrire
- italiano: scrivere
- rumano: scrie
Los pueblos que aprendieron a escribir de los romanos
Pero no acaba ahí el recorrido. Los romanos aprendieron a escribir de los etruscos, quienes, a su vez, habían adquirido este conocimiento de los griegos. Gracias a su expansión territorial, Roma se convirtió en la gran difusora de la escritura en Europa occidental. Los germanos y los celtas aprendieron a escribir gracias a los romanos. Ese recuerdo se conserva en el vocabulario. Las lenguas germánicas y célticas tomaron del latín la palabra para referirse a la escritura. Te doy un par de ejemplos germánicos:
- alemán: schreiben
- neerlandés: schrijven
La excepción es el inglés, que utiliza un verbo de origen germánico: write. No obstante, el significado etimológico es el mismo: originariamente se refería a la acción de arañar o arrancar.
Entre las lenguas célticas el gaélico irlandés también utiliza un préstamo del latín: scríobh.
El sabio Sebastián de Covarrubias
Covarrubias nos resume la historia de la escritura en su monumental Tesoro de la lengua castellana o española. Él mezcla mito con historia. Aun así, nos demuestra que ya en el siglo XVII se sabía bastante sobre los orígenes de la escritura. El texto es difícil por su ortografía, pero merece la pena leerlo:
ESCRIVIR: antiquissima invencion deviô ser la de las letras, y no ay duda sino que nuestro primer padre las enseñaría a sus hijos, sin embargo de que se atribuyan a los de Phenicia, y a otros. Escrivir, es formar las letras en alguna materia, y con diferentes instrumentos. Escrivese en las piedras con el cincel, ô otro estilo de hierro, y en los metales […] Escriviase en los ladrillos, ô tierra cozida, como se cuenta de las dos colunas que dexaron los hijos de Noe escritas, una de metal, y otra de tierra cozida. Escriviase en las cortezas de los arboles, en las hojas de las palmas, en la tela del arbol dicho Papiro, de donde se comutô al que agora usamos, escribiase en lienço bruñido, en pieles de animales, que llamamos pergaminos, y en otras materias diferentes, que seria impertinencia el detenernos a referirlas.
Efectivamente, todos los materiales que menciona Covarrubias y algunos más se han utilizado para trazar letras sobre ellos. Es más, la sabiduría del genial lexicógrafo castellano no solo abarca las cosas del pasado. También da muestras de su clarividencia cuando, unas líneas más abajo, nos presenta el programa de lo que será en siglos venideros la enseñanza pública:
El escribir se devia enseñar juntamente con el leer a todos los muchachos, y forçar a los padres a que embiassen a sus hijos al escuela; de los quatro hasta los siete años, aunque despues huviessen de deprender oficios mecanicos, pues en la niñez no son de ningun servicio, antes dan pesadumbre en sus casas, y en las agenas, y en las calles, y en lugares publicos, y se hazen holgaçanes, y toman malos siniestros, para este fin havian de sustentar los maestros del publico, y consignarles tantos barrios, para que no se passasen de un maestro a otro […] y lo mismo devrian hazer en las aldeas, a donde tienen mas cuydado de criar los puercos que los hijos […]
Covarrubias ya entendía la importancia de escolarizar a los niños y de extender a todos, sin excepción, el conocimiento de la lectura y la escritura. ¿Te imaginas cómo sería hoy el mundo si le hubiesen hecho caso en su época?
Me ha gustado la reflexión en torno al verbo escribir. Me ha venido a la mente la forma “inscribir” que guarda más si cabe el sentido de marca duradera que señala que algo se escribe para que que perviva en el tiempo. Las inscripciones sobre materiales duros (piedra,metal.etc)se usan con ese motivo e incluso las que se hacens obre papel (registros de nacimiento,de bautismo,de propiedad ) tienen esa misma vocacion de perdurabilidad.
¿Que qué me parece? Pues que me ha encantado :) Me gusta conocer la etimología de las palabras, saber de dónde vienen. La historia de las palabras es tan importante como la histora de las culturas y creo que también debería enseñarse en la escuela. Aunque no sea para examen (la mayoría de las veces nos acordamos mejor de las anécdotas que nos cuenta el profesor que no lo que va para examen).
Alberto: no sé a qué se debe, pero esta entrada me ha recordado a Carlos Bousoño. Él es poeta y teórico de la poesía. Tal vez estos versos que cito a continuación sean los causantes de mi impresión: “y empezar a trabajar la masa antes de que se seque, / empezar a masuñarla, a heñirla, / y ahilarla después poco a poco, con sumo cuidado, / sacar de ella luego, con dificultad, con paciencia, / una madeja de incertidumbre, / una enorme madeja de vacilación enrollada, / una sedosa y serpentina duda, / un sombrero de pronto, una paloma herida.”
Si, amigo, una vez más la entrada es excelente y oportuna.
Un abrazo,
Cecilio
Pues a mí también me ha gustado mucho el artículo, tanto por el tema como por la forma en que Alberto lo desarrolla. Y estoy de acuerdo con los comentarios anteriores.
A propósito del inglés, quisiera mencionar el verbo “scribble” (garabatear), entre otras formas que vienen de la raíz señalada.
¡Saludos!