Etimología de ‘almohada’

Almohada es un arabismo. Según nos explica Coromines en su Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, su origen está en el árabe hispánico muẖádda, procedente, a su vez, del clásico miẖadda, que es un derivado de ẖadd ‘mejilla’. Como es típico de los arabismos castellanos, el artículo al aparece incorporado.

Esta denominación tiene, por tanto, un origen metonímico basado en una relación de contigüidad espacial que se constata en la realidad extralingüística: la mejilla se apoya en la almohada y, por tanto, no tiene nada de sorprendente que el nombre de la una se quede pegado en la otra (como, por otra parte, les pasa a tantas mejillas reales cada vez que suena el despertador por la mañana).

Covarrubias, ya en el siglo XVII, tenía noticia de esta etimología, que presenta de forma certera en su Tesoro de la lengua castellana o española en el artículo lexicográfico de almohada:

ALMOHADA dize Diego de Urrea que en su terminación arábiga se dize mehaddetum, del nombre haddum, que significa mexilla, y por ser nombre local almohada, tiene la letra m o la partícula mo, que significa lugar, cosa sobre que está otra, y así al-mo-haddetum, corrompido, dezimos almohada.

El autor del Tesoro, no obstante, tiene sus dudas sobre esta etimología (algo que le suele pasar con las palabras de origen árabe) y especula a continuación con un posible origen hebreo:

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Sin embargo desto, digo que puede ser nombre hebreo, del verbo Mahad, que significa declinare, reclinare. Y sobre el almohada reclinamos la cabeça.

Como tiene por costumbre, Covarrubias nos indica también la traducción al latín, puesto que esta era una información importante para una persona culta de la época:

En latín la llamamos cervical, a cervice [de cervix ‘nuca’, A. B.], porque reposa sobre ella la cerviz, y la cabeça.

Esta denominación latina se perdió en castellano. Si la traigo a colación aquí es porque revela un origen también metonímico. Lo que cambia es la parte del cuerpo que se focaliza. Si en la versión árabe-hispánica es la mejilla, en la latina es la nuca.

Y no se acaban aquí las denominaciones metonímicas para tan agradable objeto. Curiosamente, en francés se le llama oreiller, que es un derivado de oreille ‘oreja’. En esta lengua se explota una vez más el mismo mecanismo nominador, pero con un nuevo cambio de foco, que se sitúa ahora en la oreja.

Así vemos cómo el latín y dos de sus hijas han coincidido en el hecho de nombrar esta realidad metonímicamente, aunque difieran en la metonimia concretamente empleada y aunque el castellano dé un rodeo que pasa por el árabe.

Todo esto no tiene nada de sorprendente, puesto que la metonimia es, junto con la metáfora, un mecanismo conceptual privilegiado en la formación de palabras. Si reflexionamos un poco sobre el vocabulario, veremos que muchos de los nombres que empleamos a diario se han construido de esta forma.

1 comentario en “Etimología de ‘almohada’”

  1. Interesantes y aclaratorias explicaciones. En euskera, entre otras formas, empleamos “BURKO” o “BURUKO”. Proviene de BURU-KO (‘lo de la cabeza’ o ‘para la cabeza’). Son muchos los términos que en euskera se forman así: LEPOKO:Collar (<Lepo-ko, 'lo del cuello'), ESKUMUTURREKO:Pulsera (Esku-Muturr(e)-ko, 'lo de la muñeca'), BELARRITAKO:Pendiente (Belarri-tako, 'lo de la oreja')…

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