Ecce homo es una expresión latina que significa ‘este es el hombre’. Esas son las palabras que según el Evangelio de Juan (19:5) pronunció Poncio Pilatos cuando sacó a Jesús lacerado y coronado de espinas para que lo vieran los judíos.
En español tiene dos significados. En primer lugar, como término artístico se refiere a una pintura o escultura en la que se representa a Jesús coronado de espinas. Este es el sentido en que se ha de interpretar en el ejemplo siguiente:
(1) Cecilia Giménez, la anciana que intentó recuperar el ecce homo pintado en uno de los muros de la iglesia del Santuario de Misericordia de la localidad zaragozana de Borja, ha asegurado en declaraciones a TVE que el párroco estaba al tanto de su labor con el cuadro [rtve.es, 22-8-2012].
Además, en el lenguaje popular un ecce homo es una persona que se encuentra maltrecha y tiene un aspecto físico lamentable (más o menos, como el que podía tener Jesús justo antes de crucificarle). Normalmente se emplea en expresiones del tipo hecho un ecce homo, como aquí:
(2) Salió bastante bien aquel partido. Salí de aquel encuentro hecho un ecce homo. Todavía tengo cicatrices en las caderas de los golpes que me di aquella memorable tarde de la final [Juan Cruz Ruiz: Viaje al corazón del fútbol].
Se puede escribir junto (eccehomo) o separado (ecce homo). En cuanto a la pronunciación, hay que tener en cuenta que la primera ce se pronuncia como [k] o, si relajamos un poco la pronunciación, como [g], o sea, que los hablantes seseantes pronunciarán “ékse ómo” y los que no lo sean, “ékze ómo”.
Un ejercicio no nos vendría nada mal ahora.
Yo conozco la expresión por el libro de Nietzsche, “Ecce homo”, donde emplea la expresión como señala Javier. Según Nietzsche, lo que dice Poncio Pilatos es “he aquí un hombre”. Tiene sentido, porque lo que quería Pilatos era quitarle importancia a la figura de Jesús. Se tendría que traducir por algo así como “he aquí un hombre cualquiera”, no el hijo de Dios.
Evidentemente la versión oficial de la iglesia tiende hacia una traducción donde se le da más importancia a Jesús: “He aquí el hombre” o “Este es el hombre”, que es hijo de Dios.
No olvidemos que Nietzsche era, ante que filósofo, poeta y filólogo.
Saludos.
En realidad, esa expresión no es nada más que parte de la traducción latina de la Biblia hecha por Jerónimo de Estridón en el siglo IV de nuestra era, conocida como la Vulgata, pues no debemos olvidar que el pasaje original de esa cita fue escrito en griego.
Lo que pasa, Any, es que en relación a la diferenciación del sonido representado por las letras “C” (ante la “e” o la “i”) y “Z” frente al sonido de la letra “S”, existen tres clases de hispanohablantes: los “seseantes”, en el sur de España (Andalucía y Canarias) y en toda América; los “ceceantes”, en algunas zonas de Andalucía; y por último, los “distinguidores”, en el centro y norte de España. Y según cuenta la RAE en la Ortografía de la lengua española de 2010, el “seseo” forma parte de la norma culta española, en tanto que el “ceceo” carece de prestigio social y los hablantes andaluces tratan de sustituirlo por el “seseo”.