Lívido forma parte del grupo de palabras con significados contrarios que posee el español, como cualquier otra lengua. Este adjetivo puede significar lo mismo ‘tremendamente pálido’ que ‘amoratado’. El significado más común hoy es, con diferencia, el primero. Así es como se emplea en este ejemplo:
(1) Fíjese en el temple que hemos demostrado ya estos días viéndole comparecer y descomparecer con el rostro lívido por el espanto [Juan José Millás: “Ánimo, presidente”, 1-5-2012].
El espanto hace que nos quedemos pálidos y en ese sentido es como debemos interpretar lívido en (1).
Sin embargo, el significado etimológico de esta palabra es el otro, el que prácticamente ha caído en desuso. Lividus significaba en latín ‘azulado negruzco, de color plomizo’, como nos indica Corominas en su Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. De ahí sale nuestro significado de ‘amoratado’, que podemos encontrar ocasionalmente en textos de nuestros días, como (2):
(2) Cuando despertó definitivamente, ya se filtraban entre las tablas las primeras luces de un amanecer lívido [Luis Landero: Juegos de la edad tardía].
La expresión amanecer lívido hace referencia a los tonos violáceos que a veces toma el cielo al amanecer o al atardecer.
Es más fácil encontrar el significado etimológico si nos remontamos en el tiempo, como en este ejemplo de 1599:
(3) Pero si los bubones mostraren color lívido, negro o de diversos colores, […] no hay que gastar tiempo en abrirle ni con lanceta ni con fuego o causto [Luis Mercado: Libro de la peste, tomado de CORDE].
Pero no pensemos por ello que el uso como ‘pálido’ es un invento de ayer por la tarde. No hay que buscar demasiado para encontrar un ejemplo de 1837:
(4) Consume el lecho repentina llama, / y de su madre el lívido esqueleto / con tristes voces a Ricardo llama [Juan Arolas: La sílfida del acueducto, tomado de CORDE].
No creo que allá por el siglo XIX se estilaran los esqueletos de color lila, por lo que la única interpretación que nos queda es la de ‘pálido’.
Ambos usos se consideran válidos hoy día. El único inconveniente que se nos puede presentar es que, ocasionalmente, no quede demasiado claro a qué nos referimos cuando empleamos este adjetivo; si bien la interpretación preferente en la lengua actual es la de ‘pálido’.
Conviene, eso sí, no confundir lívido con libido, que se escribe y pronuncia de manera parecida, pero significa algo completamente diferente, como puedes comprobar siguiendo el enlace anterior.
Se podría decir, entonces, que “lívido” es un antónimo en sí mismo, es decir, es su propio antónimo?
Saludos.
Sería interesante saber cómo y cuándo apareció el nuevo significado. Arriesgaría que fue por una confusión en el uso, como el ejemplo de abigarrado visto hace poco. Creo que nunca lo sabremos, ¿no?
Como dices es muy necesaria una entrada sobre la palabra “libido”. Genera muchos equivocos o dudas sobre si es llana o esdrújula, si se acentúa o no.
¿Se puede conjeturar? Yo apostaría a que la confusión está relacionada con el color que toman los cadáveres humanos dependiendo del estado en que se encuentra o de la causa de la muerte (desangrado, ahogado, etc.)