Cuando ninguno funciona como sujeto de la oración, se nos plantea el problema de cuál es la concordancia correcta para el verbo, que tendrá que tomar el número y la persona que le marque el sujeto. La concordancia en español presenta algunas complicaciones y el caso de ninguno requiere que examinemos varias posibilidades.
En el caso más sencillo, ninguno funciona como un pronombre de tercera persona singular. Se comporta, simplemente, como el contrario de alguno. Esto es lo que encontramos en el ejemplo (1), donde el verbo (bate) toma la tercera persona y el número singular que le marca el sujeto (ninguno):
(1) El tiempo no les sienta bien a los planes de pensiones: ninguno bate la inflación a largo plazo [Cotizalia (España), 17-4-2013].
Este primer caso de concordancia no presenta ninguna dificultad. Tampoco debería presentarla el siguiente. Aquí el pronombre ninguno va expandido por un complemento que se introduce con la preposición de y que tiene en su núcleo un sustantivo en plural:
(2) Ninguno de los dos equipos jugó bien [El Observador (Uruguay), 22-3-2013].
Efectivamente, en el ejemplo (2), a ninguno se le une un complemento (de los dos equipos). El núcleo de ese añadido es equipos, pero es el pronombre ninguno el que le impone el número y la persona al verbo (jugó). Es un error hacer concordar aquí el verbo con equipos: Ninguno de los dos equipos jugaron bien. En ejemplos como este, ninguno sigue comportándose como el contrario de alguno. Decimos Alguno de los dos equipos jugó bien y nunca se nos ocurriría algo así como Alguno de los dos equipos jugaron bien.
Hasta aquí todo resulta bastante lógico. La cosa se nos complica cuando aparece de por medio la idea de ‘nosotros’, ‘vosotros’ o ‘ustedes’. Esta puede presentarse de forma explícita, como en los ejemplos siguientes:
(3) Ninguno de nosotros es tan bueno como todos juntos [Río Negro (Argentina), 30-3-2013].
(4) Habéis sido mimados y consentidos: ninguno de vosotros es alguien especial [El Confidencial (España), 15-6-2012].
En (3) y (4) la concordancia del verbo se hace con ninguno; por eso aparece en ambos casos la forma es. Esto es lo más lógico y es lo propio de la lengua culta. Sin embargo, la norma del español también acepta en estos casos otro tipo de concordancia:
(5) […] ninguno de nosotros permitiríamos que nuestros hijos aprendieran a manejar vehículos automotores para que se lanzaran desde un precipicio [ElSalvador.com (El Salvador), 16-4-2013].
(6) Ninguno de vosotros sois héroes [Torre de Babel, acceso: 18-7-2011].
En (5) y (6) la concordancia se hace, respectivamente, con nosotros y vosotros. Este tipo de concordancia es correcto, aunque resulta más presentable en el habla coloquial. Pues bien, de aquí sale un tipo de concordancia que resulta muy interesante. A veces la idea de ‘nosotros’, ‘vosotros’ o ‘ustedes’ no aparece de forma explícita, sino que va embebida dentro del pronombre ninguno. La concordancia se hace entonces obligatoriamente como si fueran esos pronombres los que estuvieran ahí. Fíjate en lo que ocurre con los ejemplos (5) y (6) cuando, por decirlo de alguna forma, embutimos la idea de ‘nosotros’ o ‘vosotros’ en ninguno:
(7) Ninguno permitiríamos que nuestros hijos aprendieran a manejar vehículos para que se lanzaran desde un precipicio.
(8) Ninguno sois héroes.
En estos casos, ninguno se está comportando como el contrario de algunos (Algunos permitiríamos…, Algunos sois héroes). Esta es, además, la construcción que hay que emplear en lugar de la incorrecta Nadie queremos.
Esto ha sido solo una pequeña incursión en el fascinante mundo de la concordancia en español. Habrá más. Recuerda, eso sí, que la concordancia es uno de los puntos donde más rápidamente se retrata lingüísticamente un hablante.
Te va a venir muy bien un ejercicio.