La cortesía nos lleva por lo general a cerrar un correo electrónico con una fórmula de despedida. Para emplear correctamente estas fórmulas debemos considerar, como mínimo, tres aspectos (no me atrevo a llamarlos problemas):
1. La posición,
2. la fórmula en sí,
3. la puntuación.
En cuanto a la posición, la lógica nos dice que la despedida aparecerá tras el cuerpo de nuestro mensaje. Cuando hemos acabado de contar lo que teníamos que contar a nuestro destinatario, nos despedimos de él. Esta despedida se coloca en línea aparte:
Atentamente,
[firma]
Tras la fórmula de despedida, lo normal es que aparezca la firma de quien envía el correo, como se muestra en el ejemplo de arriba. Todos los ejemplos que encontrarás abajo llevan implícita la idea de que van firmados a continuación.
En correos muy breves (los famosos correos de un solo párrafo) la despedida y la firma se pueden integrar excepcionalmente en un único bloque con el resto del mensaje.
Las fórmulas que se pueden emplear son de lo más variado. Dependen del grado de formalidad del mensaje y de la confianza que tengamos con nuestro destinatario. No es lo mismo un mensaje que se envía a, digamos, un cliente o un profesor que el que tiene como destinatario a un amigo. Dentro de los correos más formales tampoco nos tratamos igual con la misma persona la primera vez que escribimos que cuando llevamos ya meses o años de correspondencia electrónica y de relación profesional, académica, etc. En esto, las convenciones de la escritura reproducen las de la vida cotidiana.
Incluyo a continuación, con valor meramente ejemplar, algunas despedidas formales:
Atentamente,
Un atento saludo,
Reciba un saludo de
Le saluda cordialmente
La variación es grande a lo largo y ancho del mundo hispánico, pero, en general, las despedidas de los correos electrónicos no alcanzan el mismo grado de formalidad y elaboración que las despedidas de la correspondencia postal. La tendencia en la comunicación electrónica es a la simplificación y al mensaje directo.
Para las despedidas informales, la variación es mayor aún. Podemos fijarnos, orientativamente, en lo que le diríamos a esa persona si nos despidiéramos de ella en una conversación telefónica. Algunas de las fórmulas más usadas son las siguientes:
Un abrazo,
Un beso,
Besos,
La fórmula un saludo o saludos ocupa hoy día una posición neutra, intermedia entre lo formal y lo informal. Podemos emplearla lo mismo con un amigo que con un destinatario al que tratamos con deferencia, pero con una cierta confianza.
La mayoría de los ejemplos anteriores son de fórmulas breves. Las despedidas breves y directas suelen ser las más efectivas. No te recomiendo que te alargues en la despedida. No obstante, existen también fórmulas elaboradas, que tienen estructura de oración. No son las preferidas, pero también pueden ser útiles porque el introducir algo de variación puede servir para reforzar el final del mensaje al añadir un poco de énfasis. Vamos a ver algunos ejemplos de fórmulas elaboradas:
Reciba un atento saludo.
Le saluda afectuosamente
Se despide de ti tu amigo
Le envío desde aquí todo mi afecto y agradecimiento.
La variación puede venir por la utilización de una fórmula nueva, pero también por algo tan simple como variar alguna palabra dentro de una fórmula acostumbrada o, simplemente, jugar con el orden de las palabras dentro de los límites que nos permite la gramática. Si siempre te despides con un fuerte abrazo, manda hoy un abrazo fuerte y verás cómo se siente el abrazo de nuevo.
Cuando se encadena una serie de correos muy rápidos sobre un mismo tema, no hay mayor problema en que en algún punto de la serie renunciemos a la fórmula de despedida. Así agilizamos la comunicación y evitamos ser repetitivos.
El tercer aspecto de la cuestión es el de la puntuación de las despedidas. Probablemente te ha llamado la atención a estas alturas el ver que el uso de los signos de puntuación al final de estas fórmulas va variando. Esta es una cuestión con suficiente entidad como para dedicarle un artículo propio. Sigue el enlace anterior y lo encontrarás.
Y ya no me queda nada más que decir, como no sea esto:
Un saludo de vuestro amigo
Alberto