Cuando en un texto se inserta una ilustración, gráfico, figura, tabla, etc., es normal añadirle debajo un titulillo o leyenda que nos explique qué es lo que estamos viendo. Pues bien, lo normal es que esa línea de texto no lleve punto al final. El añadírselo es simplemente muestra de escaso conocimiento de las convenciones ortotipográficas. La imagen del gramático Elio Antonio de Nebrija que insertamos a continuación aparece con su correspondiente pie, en el que, como se puede observar, no hay punto.
A veces, la leyenda va encabezada por una denominación genérica y un número que permiten referirse a ella fácilmente (por ejemplo, Figura 1, Tabla 3, etc.). Esto no influye para que sigamos procediendo igual y cerremos la etiqueta sin punto, como en la ilustración siguiente:
No obstante, cuando la descripción consta de varios enunciados que se cierran con punto, lo normal (y lo lógico) es que coloquemos su punto también después del último. Vamos a verlo:
Aquí hemos ejemplificado con ilustraciones. Lo mismo nos da que se trate de tablas, gráficos o cuaquier otro tipo de recuadro inserto en el texto.
¿Y si el pie de foto tiene solo una frase, pero con
comas, guiones o cualquier otro signo de puntuación?
Cuanto más complejo y extenso es, más posibilidades hay de que aparezca punto al final, aunque no es obligatorio.