Los incisos son cualquier tipo de añadidos que se incrustan en una oración sin que formen parte propiamente de ella. Son cuerpos extraños que inyectamos en nuestro discurso y que rompen momentáneamente el hilo de lo que vamos diciendo o escribiendo. Para señalar su condición particular los aislamos entre comas en la escritura:
(1) La marquesa, como te iba diciendo, solo veía por los ojos de su nuevo amante.
(2) Descorazonado, Sisebuto se desplomó en el sofá.
(3) Desde allí tomaron el tren hacia Biarritz, ciudad donde pasaban un par de semanas todos los años.
La coma sirve aquí para indicar que el fragmento en cuestión no pertenece al mismo nivel que todo lo demás. Es una forma de ponerlo en cuarentena, apartado del resto de la oración de manera que no se mezcle con ella. Como vemos en los ejemplos, puede ocurrir que el inciso aparezca en el interior (1) o en los extremos de la oración (2, 3). Dependiendo de esto, habrá que separarlo con dos comas o con una.
En la lengua hablada, los incisos se reconocen fácilmente porque la entonación desciende cuando empiezan y recupera el nivel anterior una vez que terminan. Si prestas atención a ese rasgo, los reconocerás rápidamente y puntuarás de manera correcta.
A efectos de puntuación, podemos tratar como incisos elementos de lo más variado. Todos ellos tienen en común su condición de añadidos e incluyen interjecciones, oraciones de relativo explicativas, adjetivos explicativos, aposiciones y todo tipo de comentarios y apostillas que vamos insertando en nuestro discurso.
A la hora de delimitar incisos, la coma compite con los paréntesis y las rayas. Todo se irá explicando a su debido tiempo. De momento, concentrémonos en dominar esto.