Algunos sustantivos con moción de género forman el masculino con la terminación -e:
(1) el jefe
(2) el conde
Para los masculinos en -e encontramos femeninos con -a o con otras terminaciones:
(3) la jefa
(4) la condesa
No obstante, también hay muchos que son comunes en cuanto al género:
(5) el intérprete – la intérprete
(6) el contable – la contable
También tenemos adjetivos terminados en -e. Estos mantienen la misma terminación para el femenino:
(7) un jefe insoportable – una jefa insoportable
(8) un contable exigente – una contable exigente
Por tanto, la situación a este respecto es análoga a lo que observamos para los sustantivos comunes en cuanto al género en ejemplos como (5) y (6).
Si no hay moción de género, no podemos hablar propiamente de terminaciones de masculino. Es cierto que dentro de los sustantivos de género inherente tenemos bastantes que terminan en -e y son masculinos (por ejemplo, el coche). Sin embargo, el género no reside en esa terminación, sino en la palabra entera, pues no hay posibilidad de modificarlo alterando el segmento en cuestión.