En obras de teatro se puede utilizar el punto seguido de una raya (.—) para separar el nombre del personaje y la intervención de este, por ejemplo:
Adán.— ¿Entonces vas tú a por fruta?
Eva.— Sí, yo me acerco. Así me doy una vuelta.
Adán.— A ver si encuentras un melón que sea bueno.
Eva.— Tú tranquilo, que ya me encargo yo.
El punto se escribe pegado al nombre. En cambio, entre la raya y el inicio de la intervención hay que dejar un espacio. Como se puede ver arriba, no hay espacio entre el punto y la raya.
Si queremos simplificar, podemos utilizar solamente el punto. De esta forma se ahorra espacio y se aligera visualmente el texto. A veces incluso se suprime el punto. El nombre del personaje queda suficientemente caracterizado con el uso de versalitas. El espacio en blanco basta para separarlo de la intervención que viene a continuación.