Pulla y puya son dos nombres que se confunden a menudo. El primero es una expresión hiriente dirigida a una persona. Se utiliza sobre todo en la colocación lanzar una pulla, como en este ejemplo, en que aparece en plural:
(1) Victoria llevaba muchos años lanzando pullas contra mi mujer [Mercedes Salisachs: La gangrena].
Un truco que puedes utilizar para recordar la ortografía es que las pullas salen por los labios, que son las dos eles con que se escribe esta palabra.
La puya, en cambio, es la punta de acero que está en el extremo de la vara del picador. Sirve para martirizar a los toros en las corridas. Veamos un ejemplo de uso:
(2) El picador debe mantener la puya, sin golpear con ella, mientras que esté en contacto con el toro [La Voz de la Afición (España), n.º 20, 2002].
El truco aquí consiste en acordarse de que se trata de una punta. ¿Y qué es la i griega, sino una punta que se clava?
La confusión se explica por un doble motivo. Para empezar, los significados están relacionados. Estamos hablando de herir, ya sea con palabras, ya sea con una pieza acerada. Por si fuera poco, los hablantes yeístas (o sea, casi todos), pronuncian estas dos palabras de la misma manera, igual que lo hacen con haya y halla o vaya y valla.
Cuidado con este error. Los correctores ortográficos de ordenadores y teléfonos móviles son incapaces de detectarlo porque se limitan a comprobar si la palabra que escribimos está recogida en el diccionario.
Nota: Los ejemplos están tomados del CREA (REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual. <http://www.rae.es> [20-9-2016]).