En español es frecuente formar palabras añadiendo prefijos (1) o sufijos (2):
(1) niebla > antiniebla
(2) helado > heladito
Sin embargo, existe otro procedimiento menos conocido que consiste precisamente en lo contrario: en eliminar un prefijo o un sufijo para crear una nueva palabra. Así han surgido históricamente muchos sustantivos a partir de verbos, por ejemplo:
(3) pifiar > pifia
(4) resacar > resaca
También tenemos verbos formados sobre sustantivos:
(5) legislador > legislar
Los ejemplos anteriores nos muestran palabras que se han creado suprimiendo terminaciones, pero también puede desaparecer un prefijo. Por ejemplo, un analfabeto es una persona que no sabe leer ni escribir. A partir de ahí, en algunos países de América se ha formado el adjetivo alfabeto, -a para referirse a quien sí domina la lectura y la escritura: María es alfabeta.
Las formaciones regresivas más curiosas son las que se deben a confusiones de los hablantes, que creen reconocer algún tipo de prefijo, sufijo o desinencia donde no lo hay. El masculino guardés se formó por reducción de guardesa al pensar que el morfema de género era la vocal -a. Guardesa era en realidad el femenino de guarda y comparte terminación con abadesa o princesa. El latín tempus tenía que haber dado un singular tiempos; pero esta terminación en -s era una rareza y la gente acabó convirtiéndolo en tiempo. Gazapo, en el sentido de ‘error’, se crea a partir de gazapatón, probablemente por confusión con los sufijos aumentativos. Gazapatón viene del griego kakémphaton y no tiene nada que ver con cabezón o bonachón.
Los singulares incorrectos caracter [karaktér] y especimen [espezímen] también son formaciones regresivas. Alguien que solo conoce las formas de plural (caracteres, especímenes) intenta reconstruir el singular eliminando la terminación -es, pero no sabe que en la lengua estándar estas palabras sufren un desplazamiento de la sílaba acentuada. Los singulares correctos son carácter y espécimen.
En ocasiones, detrás de las formaciones regresivas encontramos mecanismos humorísticos o expresivos. El nombre de mujer Margarita ha dado lugar a una variante Margara por eliminación de -ita. Esta es una forma nueva que se crea por juego o para ser más original. Margarita procede del griego margarítēs y no tiene nada que ver con nuestros diminutivos.
En fin, lo más habitual en nuestra lengua es añadir algo a las palabras para generar nuevo vocabulario, pero tampoco hay que olvidar que la morfología del español nos brinda a veces la posibilidad de eliminar algo para crear algo.