En lingüística también hay prótesis. Se denomina así a los sonidos que se agregan al principio de alguna palabra. En español, concretamente, es muy frecuente la e protética. Esta vocal se antepone a ciertas secuencias iniciales de consonantes para facilitar la pronunciación.
En época latina, los habitantes de la península ibérica se encontraron con una dificultad para aprender la lengua de Roma: eran incapaces de pronunciar la ese líquida, o sea, la que aparece al principio de una palabra y va seguida de otra consonante. Los romanos decían con la mayor soltura spuma, statua o scriptura. En cambio, nuestros antepasados se trabucaban con tanta consonante o al menos eso es lo que parece indicar la evolución de estas tres palabras y otras parecidas: se les añadió una e de apoyo que las dejó transformadas en nuestras actuales espuma, estatua, escritura. Ninguna ese líquida sobrevivió en el paso del latín al castellano.
No hemos superado nuestra limitación articulatoria en el curso de los milenios. En las últimas décadas hemos tomado muchos préstamos del inglés. Unos cuantos comienzan por ese líquida, por ejemplo, snob y spray. Sin embargo, nadie pronuncia estos nombres como en la lengua original. Sistemáticamente, les añadimos una e protética. Por eso, su grafía oficial se ha castellanizado como esnob, espray y con esta forma los encontraremos en el diccionario.
Además, esto no nos pasa solamente cuando introducimos palabras extranjeras en nuestra lengua. Cuando nos ponemos a estudiar otro idioma, tropezamos con el mismo escollo. En inglés o en francés se nos reconoce fácilmente por nuestra afición a deslizar una e cada vez que nos topamos con una ese líquida. Por ejemplo, si un hispanohablante intenta decir en francés structure spirale, hay muchas posibilidades de que transforme esa combinación en [estriktír espirál] o algo por el estilo. Si tratamos de explicarle a un amigo inglés que nos gusta el deporte (I like sports), lo más fácil es que acabemos diciendo [ai láik espórts].
Cada idioma tiene sus particularidades fonéticas y esta es una de las del nuestro. No es quizás la más llamativa, pero sí que se ha revelado como extraordinariamente constante a lo largo de la historia. Y ahora, si tienes lo que hay que tener, prueba a decir: Skiing is special in Spain (que viene a ser ‘esquiar en España es algo especial’).