Bizarro

Bizarro es una palabra que en español clásico significaba ‘apuesto, elegante’ o ‘valiente’. Veamos un ejemplo:

(1) Entró a la posta un español vistoso, / de buen cuerpo, galán, bizarro en suma, / que Manzanares es su patrio nido [Agustín de Rojas Villadrando: El viaje entretenido].

El ejemplo (1) está tomado de un texto de 1603 y nos habla de un hombre apuesto y elegante.

El adjetivo bizarro nos llegó desde el italiano en el siglo XVI, en un momento en que se producía un intenso intercambio entre las lenguas y las culturas de la península ibérica y la península itálica. En italiano bizzarro significaba ‘irascible’, pero su sentido se fue diversificando. La versión española es una más de las ramificaciones semánticas a partir del sentido originario.

La palabra fue cayendo en desuso en nuestra lengua, como muestra el siguiente gráfico:

Frecuencia de uso de "bizarro" entre 1600 y 2008
Figura 1: frecuencia de uso de bizarro entre 1600 y 2008
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A principios del siglo XX se empieza a detectar una modificación en el significado que le damos a este adjetivo en español. Algunos autores lo utilizan con el sentido de ‘raro, extraño’ por influencia del francés. Tenemos muestras de ello, por ejemplo, en las novelas de Vicente Blasco Ibáñez. El siguiente ejemplo se ha extraído de una de ellas:

(2) En vano reflexionó, concentrando su pensamiento… Y lo más bizarro fue que, por una misteriosa percepción, tuvo la certeza de que ella había hecho a la vez la misma descubierta [Vicente Blasco Ibáñez: Mare nostrum].

En (2) bizarro quiere decir claramente ‘extraño’.

A lo largo del siglo XX, el vocablo continúa su decadencia imparable, como nos confirma la figura 1. Al llegar a nuestros días ya prácticamente estaba olvidado. Pero en ese momento sucede algo inesperado: el término se reintroduce desde el inglés. En esta lengua, bizarre significa ‘raro’, con connotaciones de ‘grotesco’ o ‘extravagante’. Esta es una más de las ramificaciones semánticas a partir del sentido original que tenía en italiano y es el sentido que ha adquirido en el español de nuestros días, donde ya solamente se le atribuye el valor de ‘raro, extraño’, como aquí:

(3) El carácter bizarro de los mercados del último año ha provocado no poco desconcierto en los gestores de fondos, del que unos han salido mejor parados que otros [Cinco días (España), 23-10-2009].

Esta palabra es objeto de enconados debates entre puristas y partidarios del uso, pero parece que la balanza se va inclinando del lado de estos últimos. Hasta las Academias de la Lengua van flexibilizando su postura. En 2005, en el Diccionario panhispánico de dudas, todavía condenaban tajantemente el sentido de ‘raro, extravagante’. Sin embargo, en 2010, con la publicación del Diccionario de americanismos, van abriendo la mano y reconocen que se usa con ese sentido en Puerto Rico, Chile y Argentina. Y me pregunto: ¿por qué solo en esos tres países? Hasta donde he podido comprobar, en España ya ha adquirido también el significado anglizante. No dispongo ahora mismo de datos del resto de países hispanohablantes, pero me sorprendería que en ellos se usara de otra forma.

Yo me crie leyendo El diablo cojuelo y las Novelas ejemplares y por eso me da pena que bizarro pierda su antiguo significado; pero el mundo cambia y las lenguas se van moviendo con él. Si queremos ser realistas, tenemos que reconocer que esta palabra ha resucitado de entre los muertos; pero que al hacerlo se ha cargado de un nuevo contenido. Ante esto, no creo que tenga sentido empeñarse en defender un zombi lingüístico, que es en lo que se había convertido el viejo bizarro del siglo XVI o XVII.