Etimología de ‘albóndiga’

Las albóndigas forman parte de nuestra tradición culinaria desde hace siglos. Como es sabido, son bolas de carne picada y la gracia está en agregarles pan, huevos, leche, especias o cualquier otro ingrediente para que queden jugosas y apetecibles. Después se fríen bien fritas y ¡a comer!

No solo el plato en sí tiene una larga historia. La palabra que utilizamos para nombrarlo se remonta como mínimo al siglo XV. Viene del árabe albúnduqah (en su versión hispánica albúnduqa). El nombre árabe, a su vez, era la deformación de una expresión griega: káryon pontikón, o sea, nuez póntica o nuez del mar Negro (el Ponto Euxino era el mar Negro para los griegos). Esta nuez tan sugerente es ni más ni menos que una avellana. Las albóndigas tomaron su nombre de aquí por la sencilla razón de que a alguien le debieron de recordar a las avellanas por su forma, por su color…

La palabra albóndiga tiene un hermano menos conocido: bodoque. El bodoque era originariamente una bolita de barro que se usaba para tirar con ballesta. A partir de ahí, fue adquiriendo diversos significados, por ejemplo, ‘pelota de lana o de masa’ o ‘bolita de adorno de algunos bordados’ (en fin, diversos tipos de bolas o pelotillas). De hecho, Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana o española, explica que la albóndiga es “carne picada y sazonada con especies, hecha en forma de nueces o bodoques, del nombre bunduqun, que en arábigo vale tanto como avellana, por la semejanza que tiene en ser redonda”. En bodoque podemos reconocer la misma raíz árabe búnduqa, pero esta vez sin el artículo al-.

Otras lenguas europeas también nombran a las albóndigas basándose en su forma de pelotilla. En inglés son meatballs (‘pelotas de carne’). Los franceses las llaman boulettes (‘bolitas’), palabra que pasó tal cual a la lengua alemana (Boulette). El término sueco es köttbulle (‘bollos de carne’, el elemento bulle muestra claramente su relación con bola).

Etimologías aparte, lo que está claro es que las albóndigas son deliciosas (o, por lo menos, a mí me lo parecen). Quién nos iba a decir que lo que se esconde detrás de su nombre es una avellana.

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Por cierto, lo de que la RAE ha aceptado almóndiga es un mito.