Los dos puntos

Introducción

Los dos puntos (:) son un signo de puntuación de nivel avanzado. Muchas personas dudan cuando les llega el momento de utilizarlos en sus textos. Algunos renuncian a ellos. Otros, en cambio, los utilizan justo cuando no deben. A ti no te va a ocurrir porque para eso vas a estudiarlos en profundidad. Además, vas a ir practicando paso a paso con los ejercicios que te voy a proponer.

Los dos puntos son un signo compuesto. Están formados por una pareja de puntos encaramados el uno sobre el otro. Su forma te está mostrando que es un signo secundario respecto del punto (.) y la coma (,). Estos dos son los signos básicos del sistema. Ambos presentan una forma simple. El punto se sitúa en el centro mismo del sistema de puntuación. De hecho, la palabra puntuación viene de punto, como vimos en un curso anterior. La coma es la segunda en la jerarquía. En el momento en que una persona sabe servirse de la una y el otro, ya se puede lanzar a redactar textos extensos.

El punto y la coma vienen a ser como el pan y el agua dentro del sistema de signos de puntuación. Son básicos. No pueden faltar. Si tenemos esos dos, ya podemos salir adelante. No obstante, si tu puntuación (o tu alimentación) se basa únicamente en ellos, resultará pobre. La monotonía provocará fatiga en tu lector, quien necesita una cierta dosis de variación para mantenerse atento a lo largo de un texto. Además, si puntúas únicamente a base de puntos y comas, desaprovecharás una amplia gama de matices que te brinda el código escrito para expresar tus ideas y sentimientos. Dominar los dos puntos equivale a subir un peldaño en tu ascenso hacia la cumbre de la escritura.

Dentro del particular Olimpo de los signos de puntuación, los dos puntos asumen una función particular: son el heraldo de los dioses, es decir, siempre anuncian algo. Como se trata de anunciar, me conformaré con dejarlo aquí apuntado por el momento. Más adelante lo desarrollaré como se merece.

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El origen de la denominación dos puntos es evidente: simplemente describe la forma del signo en cuestión. Sin embargo, si has estudiado inglés, sabrás que a este signo se le conoce en esa lengua como colon. Esta es la denominación corriente en inglés, pero también la encontrarás en otros idiomas como el danés o el sueco. En castellano clásico se le conoció por ese mismo nombre, que, en realidad, se aplicó a varios signos a lo largo de la historia. Esta denominación procede del griego clásico. En esta lengua, kôlon significaba originariamente ‘miembro’ (de un cuerpo, por ejemplo, la pierna) o ‘rama’ (de un árbol). A partir de ahí, adquirió el significado de ‘miembro o rama de una oración’, es decir, se refería a una parte de una oración gramatical que formaba una unidad delimitada dentro de esta. La función del colon como signo de puntuación consistía precisamente en eso: en señalar el límite de una unidad que se podía identificar dentro de una oración, pero que carecía de independencia. Por tanto, era una unidad de un nivel subordinado.

En nuestra tradición ortográfica se acabó desechando la denominación colon en favor de la forma descriptiva dos puntos. De hecho, esta última es la que se impuso en la mayor parte de las lenguas europeas. No obstante, algunos idiomas sí retuvieron la denominación clásica colon. Todo esto es el resultado de un proceso en el que las diferentes comunidades de hablantes se fueron decantando por una u otra forma a lo largo de los siglos. Abundaron las vacilaciones hasta llegar a la situación actual.

Por cierto, este colon no tiene nada que ver con el famoso colon del intestino grueso. Son palabras homófonas en castellano, pero en griego eran dos términos diferentes. El signo de puntuación se escribía con omega λον). En cambio, la parte del intestino contenía una ómicron όλον). Para un griego, eso era tan diferente como lo pueda ser para nosotros cana frente a caña. En cambio, en castellano confluyeron en una misma forma porque no había diferencia entre vocales largas y vocales breves.

En este curso, te voy a mostrar en primer lugar algunas cuestiones formales que tienen que ver con la posición, compatibilidades e incompatibilidades de los dos puntos. Siempre me gusta empezar por esta parte cuando hablo de signos de puntuación. Son cuestiones que suscitan multitud de dudas y, por tanto, generan inseguridad a la hora de escribir. Creo que constituye un buen punto de partida para lanzarse a estudiar las funciones y el uso de cualquier signo.

Eso es lo siguiente que vamos a hacer tú y yo: vamos a detenernos en las dos funciones básicas y en el significado general que aporta este signo cuando lo introduces en un texto.

A partir de ahí, iremos examinando sus diferentes usos específicos. Te voy a proporcionar instrumentos que puedes emplear como control de calidad para evitar los principales errores que se asocian con este signo de puntuación.

Después nos vamos a fijar en una cuestión que trae de cabeza a media humanidad hispanohablante: cuándo se escribe mayúscula a continuación de los dos puntos y cuándo se debe continuar con minúscula. Esta es un área en la que la Ortografía de la lengua española introdujo novedades en su edición de 2010. Los cambios han ido en la dirección de aumentar la complejidad, por lo que conviene que los revisemos con sosiego. Por último, te mostraré los usos de los dos puntos en combinación con cifras. Además, este curso introduce una novedad en comparación con los anteriores que he impartido. De manera experimental, voy a incluir ejercicios. Estos no forman parte propiamente del curso. Son un extra, un regalo que te hago. Probablemente, necesitarán algunos ajustes hasta adoptar su forma definitiva. Los iré situando en ciertos puntos estratégicos del curso para que compruebes si has asimilado los contenidos y para que pongas en práctica la teoría.

Acompáñame: vamos a adentrarnos en el fascinante mundo de los dos puntos. Te vas a familiarizar con ellos y vas a salir de aquí tratándote con ellos de tú a tú. El resultado: los vas a utilizar con corrección y seguridad en tus textos.

Cómo se combinan

En esta lección vamos a dejar despejadas unas cuantas cuestiones formales. Vas a aprender cuál es la colocación correcta de los dos puntos respecto de las palabras y de otros signos de puntuación. Vas a saber con qué signos se pueden combinar y con cuáles no. Terminaremos con un caso especial que suele plantear dudas: qué hacer cuando coinciden los dos puntos con una llamada de nota a pie o de nota final.

Colocación

En la ortografía del español, los dos puntos se escriben pegados a la palabra anterior y separados por un espacio de la siguiente, así:

(1) Sisebuto echó cuentas: hacía más de treinta años que no volvía por ese barrio.

En cambio, esta otra versión es incorrecta porque los dos puntos se quedan flotando entre las palabras:

(2) Sisebuto echó cuentas : hacía más de treinta años que no volvía por ese barrio.

Este comportamiento de los dos puntos es convencional. En algunas lenguas, como el francés, es obligatorio intercalar un espacio en blanco entre los dos puntos y la palabra anterior. Es decir, el ejemplo (2) sería impecable en francés desde el punto de vista formal.

Te conviene conocer y respetar estas convenciones de escritura, que contribuyen a darle a cada idioma su perfil característico sobre la página. Si te mueves en un entorno bilingüe o multilingüe, debes prestar especial atención porque se multiplicarán las interferencias conscientes o inconscientes entre las convenciones ortográficas de unas lenguas y otras.

La combinatoria de los dos puntos es más sencilla (y más previsible) que la de otros signos de puntuación. Detrás de los dos puntos no vas a encontrar nunca otro signo. Esto es una diferencia importante con el punto, la coma y el punto y coma, que admiten ciertos signos detrás. Sí vas a encontrar ciertos signos antes de los dos puntos. Te lo detallo en el siguiente apartado.

(In)compatibilidades

Los dos puntos son incompatibles con el punto (.), la coma (,) y el punto y coma (;). Esto se explica porque todos estos signos desempeñan funciones que se solapan en parte. Unos y otros compiten por un cierto espacio dentro del sistema de los signos de puntuación. Por eso mismo, a menudo podrás escoger entre ellos para ocupar un mismo lugar dentro del texto que estás escribiendo.

Acabo de indicar que los dos puntos no se pueden combinar con el punto. No obstante, conviene matizar que sí son compatibles con ciertos tipos de punto, a saber:

  • el punto abreviativo,
  • los puntos suspensivos.

El punto abreviativo no es un signo de puntuación propiamente dicho, sino una marca que se le añade a una secuencia de letras para indicarle al lector que lo que tiene ante los ojos no es una palabra completa sino la forma abreviada de una palabra. Ese punto forma parte integral de la abreviatura. Por tanto, se mantiene en su posición cuando esta coincide con los dos puntos:

(3) Se detuvo ante la puerta del piso 3.º izda.: allí había pasado su infancia y gran parte de su juventud.

La palabra izquierda se puede abreviar como izda. (existen otras variantes que también son válidas). A continuación de esa abreviatura, puedo servirme tranquilamente de los dos puntos, tal como lo he hecho en el ejemplo. Fíjate en que no he dejado ningún espacio entre uno y otro signo. Además, estos se pegan a las letras de la abreviatura. Por tanto, toda esta secuencia forma un paquetito:

letras de la abreviatura + punto abreviativo + dos puntos

Creo que queda claro a partir de lo anterior, pero por si acaso lo voy a escribir aquí con todas las letras: el punto de la abreviatura izda. es obligatorio (el de esa abreviatura y el de cualquier otra). No podemos tomar los dos puntos como excusa para quitarlo de en medio. Esto otro es incorrecto porque me he merendado el punto abreviativo:

(4) Se detuvo ante la puerta del piso 3.º izda: allí había pasado su infancia y gran parte de su juventud.

También puedes combinar los dos puntos con puntos suspensivos (…). Como ya adelantaba antes, el orden es fijo: primero escribes los puntos suspensivos y, a continuación, los dos puntos. Es lo que te muestro en el siguiente ejemplo:

(5) El crujir de los escalones, el olor a puchero, el tacto de la barandilla…: todo seguía resultándole familiar.

Como ves, procedemos igual que en el ejemplo de la abreviatura: la palabra anterior, los puntos suspensivos y los dos puntos van unidos, sin espacios intermedios. Este comportamiento se va a repetir en el resto de casos.

Además, puedes combinar los dos puntos con el cierre de cualquiera de los signos dobles:

  • interrogación: ?
  • exclamación: !
  • paréntesis: )
  • corchetes: ]
  • rayas: —
  • comillas dobles: »
  • comillas simples: ’

Voy a mostrarte un ejemplo:

(6) Se echó la mano al bolsillo (aquel bolsillo sin fondo): sus dedos asieron un llavín.

El orden con los signos dobles es fijo. Además, coincide con el que acabas de ver para el punto abreviativo y los puntos suspensivos: primero cierras el signo doble y, a continuación añades los dos puntos.

En resumen, cuando los dos puntos se combinan con otro signo de puntuación, el orden es siempre el mismo:

  1. Primero escribes el otro signo.
  2. A continuación sitúas los dos puntos.

La palabra, el signo de puntuación siguiente y los dos puntos se escriben sin espacios intermedios. Lógicamente, sí que se separan con un espacio de la palabra que viene a continuación.

Con llamada de nota

Existen dos procedimientos igualmente válidos cuando tienes que combinar los dos puntos con una llamada de nota a pie o de nota final.

El primero consiste en encajar la llamada de nota entre la palabra y los dos puntos:

(7) Todo seguía como él lo había dejado3: los muebles cubiertos con sábanas, los libros en la estantería…

———

3Sí, fue él quien cerró aquella puerta por última vez.

El segundo funciona al revés: la llamada de nota se sitúa justo detrás de los dos puntos (sin dejar espacio intermedio entre la una y los otros). Te lo muestro aquí:

(8) Todo seguía como él lo había dejado:3 los muebles cubiertos con sábanas, los libros en la estantería…

———

3Sí, fue él quien cerró aquella puerta por última vez.

Puedes escoger el que prefieras. Lo importante es que mantengas la coherencia. Una vez que has optado por un procedimiento, debes mantener ese a lo largo de todo el documento. De lo contrario, vas a introducir un elemento de ruido que distraerá a tu lector. Además, darás idea de un texto poco trabajado porque no te has molestado ni siquiera en unificar las opciones.

Además, conviene hacer aquí una salvedad. Esta es una cuestión que se escapa del terreno propiamente ortográfico y se interna en el de las convenciones ortotipográficas. La posición de las llamadas de nota suele estar regulada por normas de estilo de editoriales, medios de comunicación, universidades y otras entidades. Si los textos que redactas se rigen por algún conjunto de normas de estilo que te exige el destinatario, dichas normas tienen precedencia sobre cualquier otra consideración ortográfica. De lo contrario, tu universidad no aprobará tu trabajo, tu cliente te pedirá que introduzcas correcciones, etc.