El pronombre ‘tú’

es el pronombre de segunda persona singular para el trato de confianza. Designa al interlocutor.

Existe desde la Antigüedad

Esta forma es la prolongación directa del pronombre latino tu. Según la tradición, Julio César se dirigió así a Bruto cuando le reconoció entre sus asesinos:

(1) Tu quoque, Brute, fili mi? (‘¿Tú también, Bruto, hijo mío?’).

La tilde diacrítica de ‘tú’

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Lo único que se ha alterado en este pronombre desde la Antigüedad es que nuestra ortografía le ha añadido una tilde diacrítica. Esta es necesaria en la lengua escrita para prevenir confusiones con el posesivo tu:

(2) quieres a tu mamá.

La diferencia ortográfica entre el pronombre y el posesivo reposa sobre una diferencia en la pronunciación. El pronombre es tónico, mientras que el posesivo es átono. El ejemplo anterior se pronuncia así:

(3) [tú kiéres atumamá]

Siempre que la ortografía introduce una tilde diacrítica en un par es porque se da cierta condición: hay una forma que se pronuncia con golpe de voz propio y otra que carece de él. Como ves, esto se cumple en el caso del pronombre y el posesivo tu.

Las academias de la lengua suprimieron la famosa tilde de solo en 2010 porque no cumplía esa condición. Los dos tipos de solo son tónicos. Por tanto, no procede el uso de la tilde diacrítica.

Derivados

Sobre la base del pronombre se ha formado el verbo tutear(se). Este se refiere a la práctica de tratarse de tú cuando hay confianza. Te muestro un ejemplo del novelista español Arturo Pérez Reverte (La carta esférica):

(4) Se tuteaban desde hacía solo unos minutos.

El ejemplo indica que los personajes han estado tratándose de usted, pero que ya han pasado al trato de confianza con tú.

También existe el sustantivo tuteo, que designa la acción de tutear o tutearse:

(5) Al pasar del tuteo al usted, la Otero ponía una majestuosa distancia, cierto desdén aristocrático que fue uno de sus encantos a lo largo de su carrera [Pedro Orgambide: La bella Otero].

Para recalcar la confianza

A veces, se introduce un vocativo en la conversación para recalcar la relación de confianza:

(6) Oye, tú, vamos a tomar unas cervezas.

Cuando no se da esa relación de confianza, ese se percibe como una forma descortés de rebajar al interlocutor. Imagínate una situación en que un jefe se dirige así a su empleado:

(7) Tú, ¿qué haces ahí parado?

Uso genérico

A veces, adquiere un valor genérico. No se refiere a una persona concreta, sino a cualquiera en general, por ejemplo:

(8) En este oficio, si tú quieres prosperar, tienes que ser diplomático.

En este uso, viene a ser equivalente a uno:

(9) En este oficio, si uno quiere prosperar, tiene que ser diplomático.

Conocer estos valores de te sirve para aplicarlos intencionadamente en tu comunicación, sobre todo, en la lengua escrita. Cuando nos expresamos por escrito, nos siempre somos capaces de reproducir los mecanismos que activamos en la lengua oral inconscientemente. Ahí es donde el conocimiento y el estudio se convierten en tus aliados.

El uso de no es general en el mundo hispanohablante. Algunas variedades prefieren la forma vos.

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