Las mayúsculas: tres principios imprescindibles

Vamos a dejar sentados unos cuantos principios imprescindibles que te van a ayudar a entender mejor cómo funciona el sistema que conforman las mayúsculas y las minúsculas.

Por defecto, minúscula

Ya hemos dicho que las mayúsculas se utilizan con cuentagotas en español y que la Ortografía de 2010 acentuó esta tendencia. Por tanto, no debería sorprenderte este primer principio:

Solamente se escribe mayúscula cuando existe una regla que lo autoriza

Las minúsculas son la opción por defecto. Por tanto, insisto: en caso de duda, te conviene utilizar minúscula. Si no encuentras una regla que autorice la mayúscula, harás bien en quedarte con la minúscula. Además, el principio que acabamos de enunciar cuenta con el siguiente reverso, que podrás comprobar a lo largo de las siguientes lecciones:

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Hay reglas para utilizar las mayúsculas, pero no las minúsculas

El motivo es simple: las minúsculas no necesitan ningún tipo de permiso especial para aparecer, a diferencia de lo que ocurre con sus hermanas mayores. Cuando digo hermanas mayores, lo hago por un doble motivo:

  • Las mayúsculas son más grandes que las minúsculas.
  • Históricamente, las mayúsculas son mucho más antiguas que las minúsculas.

Las mayúsculas estaban pensadas para escribir arrancando trozos de material. Piensa en el artesano romano que tenía que grabar una inscripción en una plancha de mármol. Las líneas rectas eran sus amigas. Las minúsculas nacieron mucho después para facilitar una técnica diferente de escritura, que consistía en depositar un pigmento sobre un soporte. La escritura con tinta acabó por modificar la forma de las letras. En esas condiciones, las formas redondeadas ayudaban al escriba.

Solamente en la primera letra

El siguiente principio es este:

Solamente se pone en mayúscula la primera letra de una palabra

La mayúscula es excepcional dentro de nuestro sistema ortográfico. Este privilegio alcanza únicamente a la letra inicial de una palabra. Las demás se mantienen en minúsculas. Aun así, existen casos excepcionales en que puedes escribirlo todo en mayúscula (e, incluso, uno en que debes). Nos ocuparemos de ellos más adelante.

Este principio general da lugar a otro más específico:

En los dígrafos, solamente se pone en mayúscula la primera letra

Esto se deriva lógicamente del principio general, pero no está de más enunciarlo explícitamente. La ortografía del español contiene cinco dígrafos:

  • ch como en chorizo
  • gu como en guitarra
  • ll como en llave
  • qu como en querer
  • rr como en carro

De estos, los cuatro primeros pueden aparecer en posición inicial de palabra. Los dígrafos no son letras, sino agrupaciones de dos letras que representan conjuntamente un único sonido. Este es uno de los muchos desajustes que se dan entre ortografía y pronunciación.

Por tanto, si nos atenemos al principio general que dice que solamente se puede poner en mayúscula la primera letra de una palabra, está claro que debemos escribir así los siguientes nombres propios:

(1) Chile

(2) Guillermo

(3) Llosa

(4) Quevedo

Quienes se hallan más inseguros en cuestiones ortográficas tienden a extender la mayúscula a la segunda letra del dígrafo. ¿Por qué? Porque perciben que esos dos signos constituyen de algún modo una unidad. Lo son en cuanto al sonido que representan, pero ortográficamente no pasan de ser la suma de una letra y otra letra.

Como es lógico, cuando una palabra se escribe íntegramente en mayúsculas, la segunda letra del dígrafo se amolda en consecuencia. Por ejemplo, en el supermercado te puedes encontrar un cartel que anuncie una oferta:

LECHE

0,99 €

Naturalmente, no le vamos a quitar la mayúscula a la h porque forme parte del dígrafo ch. Los carteles son uno de esos casos en que se puede escribir todo en mayúsculas. De hecho, se hace así a menudo. Nos ocuparemos de esta cuestión más adelante.

Los signos diacríticos se mantienen

Este es el tercer principio:

Los signos diacríticos se mantienen al escribir en mayúscula

Un signo diacrítico es una marca que se le añade a una letra para modificarla. Históricamente, la ortografía castellana utilizó una diversidad de signos diacríticos. En la época actual nos quedan tres:

  • el acento ortográfico (´)
  • la diéresis (¨)
  • la virgulilla (˜)

El acento ortográfico que utilizamos hoy día es el denominado acento agudo. Para que nos entendamos, es el que se echa hacia delante en el sentido de la escritura. El acento grave (`) y el circunflejo (^) solamente aparecen en extranjerismos. Atendiendo al principio general anterior, se deduce el siguiente principio específico:

Las mayúsculas reciben acento ortográfico siempre que les corresponde según las reglas generales

Te doy algunos ejemplos de mayúsculas con acento ortográfico:

(1) África

(2) Écija

(3) Ítaca

(4) Óscar

(5) Úrsula

Antiguamente, se solía omitir la tilde de las mayúsculas porque las máquinas de escribir no la admitían. Sin embargo, hoy no hay impedimentos técnicos. La regla está clara y hay que respetarla.

También vamos a atenernos a este otro principio específico:

La diéresis se mantiene cuando escribimos en mayúscula

El siguiente ejemplo podrías encontrarlo fácilmente en un cartel:

COLEGIO
BILINGÜE

Y este es el tercer principio específico que se deriva del anterior:

La eñe mantiene su virgulilla cuando se escribe en mayúscula

Por tanto, escribimos así:

(1) Ñuble es una región de Chile.

Te puedes encontrar más signos diacríticos en nombres propios procedentes de otras lenguas y en extranjerismos crudos. Mantendremos esos signos diacríticos en las mayúsculas cuando escribimos en nuestro idioma. Por ejemplo, la palabra robot se la debemos a un escritor checoslovaco cuyo nombre se escribe así:

(2) Karel Čapek

Como ves, se mantiene el diacrítico en la mayúscula inicial de su apellido. En checo, ese signo (ˇ) se denomina háček, o sea, ‘gancho’. El nombre lo dice todo. La letra č es la forma que tiene el checo de representar lo que nosotros escribimos como ch. Por tanto, el nombre de ese señor se pronuncia así:

(3) [kárel chápek]

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