Mayúscula después de dos puntos: citas literales

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Lección

Como norma general, después de dos puntos se escribe minúscula, por ejemplo:

(1) Hoy me voy a entregar en cuerpo y alma a una noble actividad: dormir.

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Sin embargo, a veces es obligatoria la mayúscula. Uno de esos casos es el que afecta a las citas literales. Esta es una cuestión con suficiente enjundia para dedicarle un artículo independiente.

Los dos puntos permiten introducir citas literales. Normalmente, en este caso vamos a comenzar la cita con mayúscula:

(2) Como escribió Cervantes: «Con la iglesia hemos dado, Sancho».

Tiene su lógica: simplemente estamos reproduciendo el uso de mayúsculas y minúsculas del texto citado.

Si la cita es larga, esta se suele situar en párrafo aparte y sangrado. Sangrar un párrafo es meterlo un poquito hacia la derecha. En esta modalidad de cita, se omiten las comillas. En el módulo Cursiva, Negrita y Comillas me ocupé a fondo de los diferentes procedimientos de cita. Te doy un ejemplo de cita larga:

(3) Emilia Pardo Bazán escribía así a Galdós:

Mi bien, mono, compañerito, que te acuerdes mucho, mucho, de mí, y con las mismas saudades que yo de ti; que sueñes en renovar horas tan venturosas, y que vayas tramando el modo de realizarlo en compañía de tu Peinetita.

La excepción al uso de la mayúscula la constituyen las citas truncadas. Esto también es lógico. Si elimino el principio de la cita, desaparece la mayúscula que aparecía en esa posición y me quedo con la minúscula que estaba en medio:

(4) Esto es lo que nos cuenta sobre aquella entrada en El Toboso: «[…] todos sus vecinos dormían y reposaban a pierna tendida, como suele decirse».

En la cita del Quijote me he comido el principio, que es donde estaba la mayúscula. Como resultado, me quedo con un fragmento que empieza en minúscula. Encierro los puntos suspensivos entre corchetes para que se vea claramente que ahí falta algo. No obstante, la ortografía también permite en estos casos empezar directamente con los puntos suspensivos:

(5) Esto es lo que nos cuenta sobre aquella entrada en El Toboso: «… todos sus vecinos dormían y reposaban a pierna tendida, como suele decirse».

Como ves, sigo escribiendo en minúscula al inicio de la cita. Esto mismo es aplicable a las citas largas. Yo me puedo comer el principio de la cita de Pardo Bazán que reproduje arriba. El resultado es este:

(6) Emilia Pardo Bazán escribía así a Galdós:

[…] que te acuerdes mucho, mucho, de mí, y con las mismas saudades que yo de ti; que sueñes en renovar horas tan venturosas, y que vayas tramando el modo de realizarlo en compañía de tu Peinetita.

Citas truncadas como estas van a aparecer normalmente después de dos puntos. No obstante, el uso de la minúscula se mantendría aunque el contexto fuera otro.

También se empieza con mayúscula en otros tipos de discurso directo que van introducidos por dos puntos. El discurso directo consiste en reproducir tal cual las palabras de alguien. El caso más típico es el de las citas literales, pero no es el único. Piensa en los diálogos de una novela. A menudo se escriben dos puntos y, a continuación, se reproducen literalmente en párrafos independientes las palabras de los personajes. Lógicamente, esas intervenciones van a comenzar en mayúscula:

(7) Pareció hacer memoria durante unos segundos, antes de responder:

—Sí, me enteré del accidente por el periódico. Lo siento [Félix J. Palma: Las corrientes oceánicas].

El uso de la raya en los diálogos tiene sus complicaciones. Puedes encontrar más información en el módulo Paréntesis, Corchetes y Rayas.

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Si lo prefieres, te puedo contar yo en persona el contenido de esta lección. Me alegraré si te ayuda.

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Vídeo: Mayúsculas en citas literales