Este es el primer grupo que necesitas conocer dentro de los pronombres átonos. Es un grupo importante porque aquí se da el fenómeno conocido como leísmo. Vamos a empezar familiarizándonos con las formas disponibles. Este es el primer paso para entender qué formas se pueden emplear como complemento directo y cuáles no.
Formas
Estas son las formas que desempeñan la función de complemento directo:
singular | plural | |
1.ª | me | nos |
2.ª | te, lo, la | os, los, las |
3.ª | lo, la | los, las |
En los libros de texto y manuales de gramática se suele dejar caer una tabla con un puñado de formas y se pasa inmediatamente a otras cuestiones. Yo me temo que eso se atraganta. La forma de asimilarlo es observar las formas por sus pasos contados y verlas en funcionamiento mediante ejemplos. Eso sirve para entender el sistema. Es imprescindible sentar estas bases si queremos emplear correctamente los pronombres cuando llegamos a las áreas de dificultad (sí, estoy pensando en el famoso leísmo).
No incluyo en la tabla los pronombres reflexivos. Los voy a tratar aparte. Tienen suficiente enjundia para ello. De momento, concentrémonos en los casos centrales.
La primera persona
La primera persona presenta una forma para el singular (me) y otra para el plural (nos). Te muestro la correspondencia con los pronombres de sujeto y los que se combinan con preposición. Empiezo con el singular:
(1) yo – para mí – me
Te doy un ejemplo de uso:
(2) Tu hermano me vio.
Esta es la correspondencia dentro del plural:
(3) nosotros – para nosotros – nos
He aquí un ejemplo:
(4) Tu hermano nos miró.
La primera persona no diferencia género en el complemento directo. Ambos pronombres sirven tanto para masculino como para femenino.
La segunda persona
En la segunda persona, la situación se complica. Encuentras seis pronombres en total porque estamos jugando con varias dimensiones. Existen formas diferenciadas para confianza y respeto.
- confianza: te, os
- respeto: lo, la, los, las
Como ves, el sistema de respeto diferencia entre masculino y femenino. En cambio, la segunda persona de confianza no distingue género. Las formas te, os sirven tanto para masculino como para femenino.
Te muestro las correspondencias con los pronombres que estudiaste en capítulos anteriores:
(5) tú – para ti – te
Aquí tienes el pronombre en uso:
(6) Te espero mañana a las diez.
En el caso del voseo, el pronombre de complemento directo es te:
(7) vos – para vos – te
Te muestro un ejemplo de Roberto Arlt (El juguete rabioso):
(8) Yo a vos te hundo… te degüello…
Por tanto, el voseo se nos revela como un sistema mixto. Combina elementos del antiguo pronombre de respeto vos con otros pertenecientes a la forma de confianza tú. En nuestros días, el voseo siempre expresa confianza.
En el plural, esta es la correspondencia dentro de la segunda persona de confianza:
(9) vosotros – para vosotros – os
Ya sabes que esos pronombres solamente tienen uso en España. Te muestro un ejemplo:
(10) Os admiro a todos vosotros.
Esta es la correspondencia dentro de las formas de respeto en singular:
(11) usted – para usted – lo, la
Las formas de respeto se refieren a una segunda persona, pero gramaticalmente se comportan como una tercera. El motivo ya lo conoces: el origen histórico de todo el sistema de respeto está en la expresión vuestra merced. Su uso lo voy a explicar dentro de la tercera persona. De momento, te ofrezco un ejemplo:
(12) Señora, la respeto enormemente.
Esta es la distribución en plural:
(13) ustedes – para ustedes – los, las
En la segunda persona, para la mayor parte de los hispanohablantes, los únicos pronombres para el complemento directo plural son los, las. En las variedades en las que no existe vosotros, las formas los, las sirven tanto para respeto como para confianza. En ausencia de contexto, el ejemplo siguiente podría referirse a amigos o a personas a las que se trata con deferencia:
(14) Los espero mañana en mi casa.
La tercera persona
La tercera persona es sencilla en apariencia. Hay formas para masculino (lo) y femenino (la). El plural se construye de manera totalmente previsible: se añade una -s (los, las).
Sin embargo, aquí nos vamos a enfrentar a ciertos retos. La tercera persona es el territorio del leísmo. De momento, te muestro un ejemplo del uso más estándar:
(15) ¿Dónde está tu hermano? No lo veo por ningún sitio.
Si ese lo te suena raro, significa que eres leísta.
Ya sabes que las formas de respeto (las del sistema de usted) funcionan como una tercera persona. Tanto, también se ven afectadas por el leísmo.