¿Ya has escrito tu libro? ¡Enhorabuena! ¡Hablemos de lo que puedes hacer con él ahora que has puesto punto final a tu manuscrito. Y si lo estás escribiendo, atiende también porque enseguida tendrás que ir tomando decisiones.
Además tengo grandes noticias: hoy dispones de posibilidades prácticamente infinitas en comparación con lo que era posible hace solamente unos años.
Cuando yo era un estudiante de filología en la Universidad Complutense, publicar era un privilegio que estaba reservado a unos pocos. Había un puñado de editoriales. Si tenías la osadía de escribir un libro, te tocaba ir llamando de puerta en puerta. A veces te daban permiso y otras veces te daban con la puerta en las narices. Casi siempre era lo segundo.
Necesitabas que alguien te abriera la puerta. Si no, te quedabas fuera. Y fuera se pasaba mucho frío. ¡Cuidado! Esto tenía su lógica. Tenía que ser así por los propios condicionantes de la imprenta. Las editoriales necesitaban vender para sobrevivir. Para eso necesitaban seleccionar. Esa selección era un valor añadido cuando estaba bien hecha.
¿Y cómo sabían si la selección estaba bien hecha? No se sabía. Eso no lo sabía nadie. El procedimiento consistía en lanzar puñados de espaguetis a la pared, a ver cuáles se quedaban pegados. Muchas veces se equivocaban en un sentido o en otro. A veces pasaban el filtro obras que a nadie le interesaban. Otras veces se quedaban fuera libros geniales. De vez en cuando, acertaban y entonces hacían avanzar la cultura y la literatura.
En realidad, a las editoriales les bastaba con publicar un par de libros al año para ser viables. El problema era que nadie sabía cuáles eran esos libros. Por eso, había que arrojar los espaguetis a puñados.
El mundo de la publicación tradicional sigue ahí. Sigue haciendo una labor valiosa. Si esa es tu aspiración, ¡adelante! Te deseo éxito.
La buena noticia es que hoy día dispones de opciones. La industria tradicional tiene peso, pero ya no tiene la llave que abre y cierra la carrera de un autor. El poder de estas editoriales tradicionales está contrapesado. Solamente por eso, ya es bueno que haya opciones. A mí siempre me gusta que haya opciones. Cuantas más opciones, mejor. ¿A ti te gusta tener opciones? Entonces sigue conmigo. Vamos a revisarlas.
En el mundo actual, ya no necesitas permiso de nadie. Si tú tienes una historia que contar, puedes ir a buscar a tu público allí donde está. Yo te voy a presentar aquí las principales vías que están esperando a un autor que quiere publicar sin pedirle permiso a nadie.
La primera y la más evidente se llama KDP: Kindle Direct Publishing. KDP empezó publicando libros electrónicos. Todavía se asocia sobre todo con ese formato. Tú escribes tu libro en Word, subes el documento a los servidores de KDP y, en cuestión de horas, tienes distribución planetaria. Digo en cuestión de horas porque revisan los libros antes de publicarlos.
Cualquier persona que tiene un Kindle, puede comprar tu libro y leerlo al instante. Da igual que estén en España, en Estados Unidos, en México o en Dinamarca. Seleccionan tu libro, lo pagan y, en cuestión de segundos, ya están leyéndolo.
¿Te suena de algo un librito que se titula Cincuenta sombras de Grey? Pues se publicó primero como libro electrónico en KDP. Creo que no le fue nada mal. Probablemente, ese libro no habría sido viable en la industria editorial de antiguamente.
En lengua española tienes autores como Eva García Sáenz de Urturi, que empezó autopublicando en KDP, pasó a trabajar con editoriales y acabó ganando el Premio Planeta. También tienes el caso de Fernando Gamboa, que triunfó como autor independiente y sigue como tal. No tiene necesidad de ir a ningún sitio a que le publiquen.
El libro electrónico es un canal de distribución importantísimo, sobre todo, para ciertos géneros. Sin embargo, KDP no se acaba ahí. También puedes publicar tu obra como libro impreso. Simplemente necesitas el PDF. Lo subes a los servidores de KDP y, a partir de ahí, cualquier persona de cualquier país puede comprarlo en Amazon y lo recibe cómodamente en su casa.
Es un sistema de impresión por demanda. Eso quiere decir que no hay stocks. Cuando alguien compra la obra, se imprime un ejemplar al momento y se le envía a su lector. Tienen una logística de vértigo.
La ventaja que te ofrece el sistema de impresión por demanda es que elimina los riesgos de la publicación. El libro se imprime cuando alguien lo compra. No hay necesidad de almacenar mil o dos mil ejemplares en una nave industrial. Eso hace viables obras de nicho que no encontraban lugar en la industria tradicional. La calidad de impresión de un libro de KDP es la misma que pueda tener cualquier obra que compras en la librería.
Amazon empezó vendiendo libros. El propio Bezos los ensobraba en el garaje de su casa y se los mandaba a sus clientes por correo. Hoy día es la principal librería del mundo, pero no es la única. Mucha gente compra sus libros a través de Apple Books, Kobo, Barnes & Noble, etc. Para eso existe una plataforma que se denomina Draft2Digital. Subes tu archivo y ellos se encargan de distribuirlo a un montón de librerías que complementan las opciones de KDP.
Además Draft2Digital tiene distribución en librerías físicas como libro impreso y en bibliotecas. Sí, te llevas una cantidad cada vez que alguien lee tu libro a través de una biblioteca. Es una forma de extender tu alcance.
Estas opciones son las que más se parecen a la publicación tradicional. Es tu libro, publicado por vías que antes no existían. Pero sigue conmigo porque no hemos agotado las opciones.
Para algunos géneros y demografías (más bien jóvenes), puede dar buen resultado Wattpad. Es una plataforma con unas características muy especiales. Me conformo con mencionarla. Quien esté interesado puede seguir investigando.
Algunos autores se han dado a conocer publicando simplemente en su propia web. Por ejemplo, el estadounidense Andy Weir empezó a ofrecer en forma de blog por entregas su novela El marciano. El bueno de Andy era ingeniero informático, pero su pasión era la ciencia ficción. ¿Qué hizo? Escribió su libro y se puso a buscar lectores. Quería que alguien le leyera. No pedía más.
La gente estaba encantada con la novela de este ingeniero reconvertido en escritor. Cómo sería la cosa, que sus propios lectores le convencieron para que la publicara como libro electrónico en Kindle. ¡Y ahí llegó la locura!
El marciano se convirtió en un éxito instantáneo. A partir de ahí, un agente literario contactó con Weir, vendió los derechos a una editorial y el libro se situó inmediatamente en la lista de los más vendidos del diario estadounidense New York Times.
¡Espera! ¡No hemos acabado! Posteriormente, el director Ridley Scott rodó la película, que se convirtió también en un éxito internacional. En España se tituló Marte.
Un escritor siempre necesita su propia web. Esa puede ser su primera plataforma de publicación. No necesitas nada más para empezar. Puedes ir publicando por entregas como Andy Weir o crear un PDF con el libro completo y ofrecerlo para descarga en tu web. Quien dice un PDF dice un EPUB. El EPUB funciona mejor para que la gente lo lea en lectores de libros electrónicos como el Kindle.
Desde mi punto de vista, lo más importante para un escritor, sobre todo, para un escritor que empieza, es tener lectores. A veces hay que ir a buscar a los lectores con estas estrategias. Después será más fácil lanzarse a publicar en plataformas de terceros.
Yo sé que uno de los miedos de muchos escritores que empiezan es que les copien la obra. Sin embargo, existe un peligro mayor: que nadie te lea. Ese es un peligro cierto. Puestos a preocuparnos, yo creo que la prioridad es desvivirse por encontrar los primeros lectores. A veces, la vía es ofrecer el libro en abierto en tu web. Es una reflexión que dejo ahí por si sirve de algo.
Además, ni siquiera hace falta ser principiante. Cory Doctorow es para mi gusto un intelectual de primera línea y autor destacado de ciencia ficción. Es un escritor consagrado que acumula ya un buen número de éxitos editoriales. Además, regala sus libros en su web. Lo hace por una cuestión de principios y porque, según afirma, no perjudica sus ventas. Él prefiere llegar a más lectores. Regalar libros en su web forma parte de su estrategia de difusión. Fernando Gamboa también regala libros en su web de escritor. Es una forma más de conectar con su público.
A mí me gusta la idea de la web porque en tu web mandas tú. Allí eres soberano: haces y deshaces, marcas las reglas. Sin embargo, hoy día, también puedes publicar en redes sociales. Si tienes un perfil en cualquier red social, ya tienes una plataforma. Las redes sociales son plataformas de publicación. Puedes ir publicando el texto por entregas tranquilamente.
Las redes sociales no son solamente plataformas de promoción. También te dan distribución. Además, le aportan algo a quien está empezando: gente. El nuevo autor necesita desesperadamente darse a conocer. Una red social te da un público que ya está en la plataforma. Puede ser una forma de empezar a establecer un vínculo con tus lectores. Allí puedes encontrar a los primeros. Si lo haces bien, se pueden convertir en los más fieles. Te pueden acompañar durante toda la vida.
Y si se te da mejor la técnica, puedes distribuir tu libro en forma de audio. Puedes convertirlo en un pódcast. Después, eso lo transformas en un libro propiamente dicho y además lo ofreces como audiolibro… ¡o no! Micah Bloomberg y Eli Horowitz se hicieron famosos como autores de ficción con el pódcast Homecoming, que posteriormente se llevó a la televisión como serie. Hoy día, las fronteras entre los medios se han vuelto fluidas. Puedes comenzar con el audio y, de ahí, saltar a la imprenta, al cine o a la televisión.
E incluso puedes grabarte en vídeo y dar a conocer tu libro como una serie de vídeos.
Como ves, hoy día no faltan opciones para quien tiene una historia que contar.