Ya hemos dejado sentado que el infinitivo se caracteriza porque posee una naturaleza fluida. Por un lado, es un verbo; pero, por otro lado, es capaz de asumir funciones propias de un sustantivo. Sin embargo, hay un puñado de infinitivos que a lo largo de la historia han dado un paso más: han quedado fijados como sustantivos puros y duros. Hay una característica que te da una pista en estos casos: admiten el plural como cualquier otro sustantivo.
Normalmente, el infinitivo rechaza el plural. El siguiente ejemplo contiene un infinitivo normal y corriente. Puede funcionar como sustantivo, pero no se ha cambiado de bando. Sigue siendo un verbo:
(1) Descansar es necesario.
Intenta pasarlo al plural. Notarás que no funciona:
(2) *(Los) descansares son necesarios.
El asterisco indica que eso no es aceptable. El introducir el artículo no mejora la aceptabilidad. Compara con este otro ejemplo:
(3) Su andar llama mucho la atención.
Este plural es impecable:
(4) Sus andares llaman mucho la atención.
Ese plural te indica que esa palabra se ha integrado ya plenamente en la clase de los sustantivos. Uno de los libros de la Biblia se titula así:
(5) Cantar de los Cantares
Ahí tienes otro infinitivo plenamente sustantivado (en versión singular y plural al mismo tiempo).
Cuando un infinitivo se pasa al bando de los sustantivos, acaba entrando en el diccionario. Por ejemplo, si acudes al Diccionario de la lengua española, comprobarás rápidamente que existen dos artículos diferentes para la forma andar:
El primero está dedicado al verbo, mientras que el segundo se ocupa de las particularidades del sustantivo. Lo mismo ocurre con cantar y con infinitivos sustantivados como estos otros:
(6) el amanecer
(7) el atardecer
(8) el haber (‘la hacienda, lo que se tiene’)
(9) el pesar (‘la pena, el disgusto’)
(10) el placer
(11) el ser (‘la esencia de algo, su naturaleza, su existencia’)
(12) el deber (‘la obligación’)
En mi variedad de español, este último adquiere un significado particular en plural:
(13) los deberes (‘las tareas escolares’)
¿Por qué te conviene saber esto? Porque te va a dar seguridad cuando emplees formas como estas. Ya me he referido antes a esta cuestión, pero no viene mal insistir. En mis años como profesor he comprobado que muchas personas sin formación gramatical tienden a pensar que las construcciones más castizas son errores que conviene exterminar. Esto es casi siempre una muestra de inseguridad. Además, el talibanismo lingüístico se ha exacerbado con el ascenso de las redes sociales, donde todo el mundo opina de todo. A menudo circulan por esos foros principios simplistas que son totalmente incorrectos por no decir descabellados. Se basan en el desconocimiento de la gramática y de las bases mismas del funcionamiento del lenguaje. A menudo son simplezas que una criatura de diez años sabría identificar como tales después de pasar por una buena clase de lengua.