En alemán la ola (sí, la que se hace en los campos de fútbol) se llama La-Ola-Welle, con un compuesto mitad castellano mitad alemán. Welle significa precisamente ‘ola’, o sea, se está diciendo dos veces lo mismo. Esto es normal: el hablante alemán corriente y moliente no entiende el significado de ola y por eso añade un refuerzo en su propia lengua.
Mucha gente se queja de que en castellano cada vez se utilizan más palabras extranjeras (sobre todo inglesas). Es verdad que en los tiempos que corren, con la famosa globalización, el inglés ejerce una influencia cada vez mayor sobre todas las lenguas del mundo. Sin embargo, esto es solo una parte de la verdad. Hoy día cada vez son mayores las posibilidades de viajar y comunicarse. No hace tanto tiempo los españoles apenas viajaban al extranjero. Hoy es imposible pasear por el centro de cualquier ciudad importante del mundo sin oír a turistas o estudiantes de Granada, Lugo o Zaragoza. Internet hace posible comunicarse por escrito o de palabra con cualquier lugar del mundo con un coste mínimo.
Esto está estrechando los lazos entre lenguas y culturas. El inglés es el principal foco de irradiación de vocabulario, pero a menor escala las restantes lenguas del mundo se van permeando las unas a las otras. La lengua española quizá no destaque por exportar términos científicos o económicos, pero el mundo hispánico también aporta vocabulario a aquellos campos en los que destaca, por ejemplo, el fútbol. Y La-Ola-Welle es un granito de arena que aporta el español moderno a la lengua alemana.