Los nombres epicenos se refieren a seres vivos sexuados. Son sustantivos que presentan un único género gramatical, ya sea masculino o femenino. Se trata, por tanto, de sustantivos de género inherente. Esto supone que no pueden cambiar de género para indicar una diferencia de sexo en los seres a que se refieren.
Muchos sustantivos epicenos son nombres de animales, por ejemplo:
(1) El avestruz, el águila, la avutarda, el besugo, la merluza, la serpiente, el cocodrilo, el hámster, la jirafa, el hipopótamo
Algunos se refieren a personas:
(2) La víctima, la persona, el personaje, el genio, la criatura, el vástago, el retoño
Un sustantivo como jirafa es femenino y no puede tener otro género. No podemos formar un masculino cambiando la terminación (jirafo) o sustituyendo el artículo femenino por el masculino (el jirafa). Dado que no disponemos de medios morfológicos, si queremos especificar el sexo del referente, tendremos que recurrir a medios léxicos. Esto es lo que se hace en el siguiente ejemplo, en el que palabras adicionales (macho, hembra) son las encargadas de expresar la diferencia de sexo:
(3) Una pantera macho jugueteaba con una pantera hembra.
En este otro ejemplo, para especificar el sexo de la persona de la que se habla se recurre a medios parafrásticos, o sea, se explica:
(4) La víctima era un hombre de 57 años de edad que falleció al salirse de la vía el coche en el que circulaba […] [Sur Digital (España), 20-10-2007].
Los nombres epicenos no han de confundirse con los ambiguos y comunes en cuanto al género.
Prueba a resolver un ejercicio de nivel básico y un ejercicio de nivel avanzado.