Catalanismos en castellano

El catalán y el castellano son lenguas hermanas: las dos han salido de la misma madre, el latín, y se han criado en la misma casa, la península ibérica. Han crecido juntas, y como buenas hermanas que son se han prestado muchas cosas a lo largo de los años. Por eso en castellano encontramos hoy un número nada desdeñable de catalanismos.

Algunos tienen que ver con la gastronomía y se refieren a alimentos o utensilios existentes en los territorios de habla catalana y que Castilla conoció por su mediación, por ejemplo, paella, alioli, dátil, turrón, ensaimada, perol y butifarra.

Otros pertenecen al ámbito amplio de la economía, manufacturas, comercio, trabajo, etc., como peseta, cordel, cantimplora, faena, granel, papel, retal, esquirol, bajel, guante, pólvora, pincel y sastre.

Algunos se refieren a categorizaciones sociales, como orate, charnego y forastero.

También los hay relacionados con la vivienda: barraca, retrete y picaporte.

Entre los términos botánicos podemos citar clavel y trébol.

También son catalanismos capicúa, añoranza, salvaje y muchas otras palabras tan arraigadas hoy en castellano que ni siquiera sospecharíamos que fueron en su día préstamos.

Otra lengua con la que el catalán mantuvo un estrecho e intenso contacto durante siglos es el italiano. Muchos vocablos y conceptos de origen italiano llegan a la península ibérica por mediación catalana; y también en el léxico italiano ha dejado su huella el catalán, pero de eso ya tendría que ocuparse un blog de lengua italiana o catalana.