El tiempo verbal de futuro (cantaré) se emplea a veces para expresar la sorpresa del hablante. Imaginemos que un padre cualquiera le suelta lo siguiente a un hijo descarriado:
(1) ¡Y tendrás el valor de negar que estabas estudiando gramática! ¿Será posible que le des un disgusto así a tu padre? Yo que quería que fueras futbolista…
Las formas tendrás y será expresan la incredulidad de quien ha sorprendido a su retoño con un libro entre las manos (o, peor todavía, leyendo los correos del Blog de Lengua). Date cuenta de que el tiempo de futuro aquí no nos está hablando sobre hechos venideros. Se refiere al momento actual. Lo vemos claramente cuando lo sustituimos por el tiempo de presente:
(2) ¡Y tienes el valor de negar que estabas estudiando gramática! ¿Es posible que le des un disgusto así a tu padre? Yo que quería que fueras futbolista…
Por otra parte, no es casualidad que haya escogido para el ejemplo una oración exclamativa y otra interrogativa: el futuro de sorpresa normalmente va asociado a estas modalidades oracionales.
Este es uno más de los usos trasladados del futuro, como el futuro de conjetura o el futuro de mandato. Al final, para lo que menos utilizamos este tiempo verbal es para hablar de las cosas que están por venir porque para eso ya tenemos la perífrasis ir a + infinitivo (voy a cantar).