En español, desiderátum y desiderata son dos sustantivos diferentes. Proceden de una única palabra latina, pero su uso se ha especializado en nuestro idioma.
Un desiderátum es una aspiración que alguien tiene, un deseo que todavía no ha visto cumplido. Lo ilustra a la perfección el siguiente ejemplo, tomado del escritor y científico argentino Ernesto Sabato:
(1) El resultado de sus reflexiones y medidas será una sola y seca conclusión: “El calor pasa de los cuerpos calientes a los fríos”. Todavía esto es bastante accesible para la mente común: el desiderátum del hombre de ciencia es enunciar juicios tan generales que sean ininteligibles, lo que se logra con la ayuda de la matemática [Ernesto Sabato: Uno y el universo].
El ejemplo (1) nos habla de lo que desea quien se dedica a la ciencia, de aquello a lo que aspira y que todavía no ha visto cumplido (al menos, plenamente).
Este sustantivo lo hemos tomado tal cual del latín. Lo único que hemos hecho ha sido añadirle una tilde porque las palabras de origen latino que ya están integradas en nuestro vocabulario se amoldan a nuestras reglas de acentuación. En latín, desideratum significaba simplemente ‘lo que se desea’. Era un participio neutro del verbo desiderare (‘desear’). Se utilizaba frecuentemente como sustantivo.
Pero volvamos a los tiempos actuales y a este idioma de nuestros pecados. En español, desiderátum es un sustantivo con todas las de la ley que admite el plural, como no podía ser menos. Como norma general, los sustantivos y adjetivos que terminan en -m forman el plural añadiendo una -s:
el desiderátum > los desiderátums
Este plural no es demasiado frecuente. Aun así, podemos encontrar algún ejemplo:
(2) una cosa eran los desiderátums y la voluntad del órgano político y otra la actuación del cuerpo de los Mossos d’Esquadra [antena3.com (España), 16-4-42018].
Después tenemos el sustantivo desiderata. Este se refiere a un conjunto de cosas, de objetos que se echan en falta y que estaría bien conseguir o adquirir. Ese es su significado general, pero a menudo se utiliza con otro más específico: una desiderata es una lista de libros que faltan en una biblioteca y que los usuarios proponen para su adquisición. Aquí tenemos un ejemplo de uso:
(3) Durante el año pasado se han incorporado a las estanterías de la biblioteca más de 3.000 libros, en formato digital y en papel y como respuesta a las demandas a través de una desiderata [Heraldo de Aragón (España), 3-1-2019].
Además, se denomina desiderata a cada una de las fichas que se rellenan para solicitar la adquisición de esos libros que se echan en falta.
En latín, desiderata era el plural del participio neutro desideratum. Significaba literalmente ‘cosas que se desean’. Sin embargo, en nuestro idioma es un sustantivo independiente que ha adoptado el género femenino: la desiderata. Este cambio de género se explica por la terminación -a, que los hablantes de español asociamos poderosamente al género femenino. Como es un femenino singular, no hay inconveniente en formar su plural:
la desiderata > las desideratas
En el Diccionario de la lengua española (2014) encontrarás también los adjetivos cultos desiderable (‘que merece ser desado’) y desiderativo, va (‘que expresa o indica deseo’). Además, forman parte de la familia deseo, deseable, etc., pero la relación ya no es tan inmediata.