En la sociedad coexisten todo tipo de entidades. Me refiero a colectividades que forman una unidad y que poseen una existencia jurídica o social. Aquí entran, en un sentido amplio, instituciones públicas y privadas de lo más diverso. Piensa, por ejemplo, en ministerios, direcciones generales, departamentos, universidades, asociaciones, fundaciones, equipos deportivos, organizaciones religiosas, grupos de música, empresas, partidos políticos, sindicatos, gremios… La enumeración no es exhaustiva. Yo me conformo con que resulte representativa.
Desde 2010 existen reglas que describen con pelos y señales la ortografía de las denominaciones de estas entidades. Yo te voy a explicar cómo proceder en dos casos concretos:
- Cuando mencionas de forma abreviada el nombre de la entidad.
- Cuando introduces en tu texto menciones anafóricas a un nombre de entidad que has introducido anteriormente en el discurso.
Menciones abreviadas
Los seres humanos siempre andamos buscando formas de agilizar la comunicación. Los nombres de entidades suelen ser largos. Como no tenemos todo el día para mencionarlos en su forma completa, a veces los hablantes nos ponemos de acuerdo para llegar a formas más breves.
Por ejemplo, en mi país el Ministerio de Hacienda es el que se encarga de recaudar los impuestos. Yo podría escribir esto sin mayor problema:
(1) He recibido una notificación del Ministerio de Hacienda.
Sin embargo, es habitual expresarse así:
(2) He recibido una notificación de Hacienda.
Estas menciones abreviadas se forman con la palabra o palabras más relevantes de la denominación en cuestión. Dentro de la expresión Ministerio de Hacienda, la que más llama la atención es Hacienda. Por eso nos quedamos con ella. La regla para el uso de las mayúsculas en estas menciones abreviadas es esta:
La mención abreviada retiene la mayúscula de la denominación completa
Te voy a dar otro ejemplo. Yo aprendí mecanografía de pequeño. Llegué a dar más de trescientas pulsaciones por minuto, así que me llevaron a examinarme para que tuviera un diploma (por si me servía de algo el día de mañana). Yo podría decir esto tranquilamente:
(1) Me examiné en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.
El nombre de esta institución sigue el esquema de mayúscula en todas las palabras significativas (como debe ser). Ya te habrás percatado de que es un poquito largo. Por eso mismo solemos mencionarlo de forma abreviada así:
(2) Me examiné en la Matritense.
Matritense es un adjetivo normal y corriente que significa ‘de Madrid’. Normalmente, eso se debería escribir en minúsculas, pero le aplico la mayúscula porque en este ejemplo es una mención abreviada del nombre de cierta institución. Eso sí, fíjate en que el artículo la se queda en minúsculas porque no forma parte del nombre. Quienes andan más flojitos en ortografía sienten debilidad por plantarles la mayúscula a esos artículos. No, señor, eso está muy mal.
Aclaro que la Matritense es una sociedad que fundó Carlos III en 1775. Su lema es «Socorre enseñando». Entre sus funciones sociales, ofrece la posibilidad de examinarse de ciertas materias y obtener un diploma. Es una forma de mejorar la empleabilidad de la población. Son actividades que dan testimonio de los ideales ilustrados de sus fundadores.
Pero seguimos teniendo trabajo con las mayúsculas. Vamos a pasar ahora a otras formas de abreviar que se rigen por procedimientos particulares.
Menciones anafóricas
Las menciones anafóricas retoman de forma más breve algo que ha aparecido anteriormente en el discurso con su forma completa. Imaginemos que yo soy el secretario de la Asociación de Amigos del Trombón. Si redacto el acta de una reunión empezaré así:
(3) Los miembros de la Asociación de Amigos del Trombón se reúnen el 20 de abril…
En la primera mención escribo el nombre completo, pero ya te puedes imaginar que el acta estará repleta de referencias a la asociación. Sería antieconómico repetir todas las palabras. Por eso, en adelante me bastará con una palabra:
(4) Según determinan los estatutos de esta asociación…
En el ejemplo, la palabra asociación retoma la expresión completa Asociación de Amigos del Trombón. Eso es, ni más ni menos, una mención anafórica (en griego, el verbo anapherein significa ‘volver a traer algo’). Pues bien, la regla es esta:
Las menciones anafóricas se escriben con minúscula incluso si la palabra empleada forma parte del nombre oficial
En el ejemplo anterior, asociación es simplemente una etiqueta genérica que funciona como nombre común. Por tanto, tiene lógica ese uso de la minúscula.
Si este apartado terminara aquí, nuestra felicidad sería completa, pero ya se sabe que la dicha dura poco en casa del pobre. Nuestros queridos académicos admiten la mayúscula en un caso (y solamente uno): cuando la etiqueta genérica va precedida del artículo determinado. Tiene que aparecer una de estas dos palabras:
- el
- la
Por tanto, este ejemplo es correcto:
(1) La tesorera de la Asociación leyó el resumen de las cuentas anuales.
Aquí se puede considerar que nos encontramos ante una mención abreviada como las del apartado anterior. Eso autoriza la mayúscula. Cuidado: Esta mayúscula no es obligatoria, pero sí admisible. Esta otra versión del ejemplo es impecable:
(2) La tesorera de la asociación leyó el resultado de las cuentas anuales.
En cambio, esta otra no es aceptable:
(3) Entre los objetivos de nuestra Asociación se cuenta la investigación histórica.
Esto no vale porque no aparece delante el artículo determinado la. En este caso se impone la minúscula:
(4) Entre los objetivos de nuestra asociación se cuenta la investigación histórica.
Todo esto puede dar lugar rápidamente a una ensalada de usos aparentemente contradictorios dentro de un mismo documento. Estos pueden estar justificados según las reglas, pero desconcertarán enseguida al lector. Mi consejo es que procures evitar la excepción.
Vídeo
¿Prefieres aprender de manera visual? Entonces, este vídeo es para ti.